lunes, 7 de julio de 2014

Gelatinas, mis nuevas mejores amigas para bajar de peso


Además de ciertos vegetales, la única colación que me permiten comer libremente es la gelatina light (frutas no, por la fructosa), pero tengo un gran problema. Odio el sabor del Splenda y aun más el del aspartame.

El aspartame incluso me da asco, mucho, desde que leí que se fabrica a partir de las heces de una bacteria E. coli genéticamente modificada.  La bacteria me da asquito porque se encuentra en las heces fecales, en aguas negras. En fin, para mí es como un círculo de dulce asquerosidad.

Insisto,  no me gusta el sabor de los productos light en general. Así fue como dejé de ponerle azúcar al té o al café, porque prefiero mil veces tomarlo solo y disfrutar ese saborcito que ponerle un sobre de lo que sea y empalagarme a los tres tragos, además de que según yo, siempre me dejan un leve rastro amargo. No como nada light, ni yogures, ni mermeladas, ni nada de eso por las mismas razones. Saben feo y a veces los productos están adicionados con harinas y almidones para que cuajen, así que ahí se pierde el supuesto beneficio de que sea ligth.

La stevia me gusta, pero igual sólo la uso como para cocinar, no para agregarla a bebidas, pero la única gelatina sin azúcar, pero con Stevia que encontré en México costaba 480 pesos la bolsa para preparar cinco litros de un sólo sabor. Se me hizo un poco cara, así que tampoco era una opción.

Resulta que las gelatinas light que tengo disponibles en los supermercados, de tres marcas que compré, las tres tienen aspartame. Las comí, porque en esto hay que ser flexibles y adaptarse a lo que hay, pero de verdad, los sabores no me gustan nada de nada.


Estas son las marcas que compré, la imagen la tomé del estudio de la Profeco sobre calidad en gelatinas

Otra cosa que no quiero de las gelatinas comerciales es que traen colorantes artificiales y yo, al ser una persona que tiene tantas alergias, tengo que evitarlos. Además, tanto se ha dicho de los colorantes artificiales (que si alteran las hormonas, que si el cáncer), que el miedo no anda en burro.
Y pues ¿qué le queda a alguien que además de tener un presupuesto ajustada, es delicada y melindrosa? el hágalo usted mismo.

Así que primero se me ocurrió hacer agua de jamaica y ahí mezclarle la grenetina sin sabor y sin azúcar y ponerle un sobre de Superlife (stevia). No saben qué cosa más rica. Después, hice lo mismo con té de canela, de manzanilla, de jengibre, de té verde y un día que andaba escasa de insumos, hasta de café.

Leche no le puedo agregar, porque 240 ml de leche descremada los tengo que descontar de una de mis pocas raciones de hidratos de carbono (sí, la leche me la cuenta como "carbohidrato" porque tiene bastante azúcar). Con leches vegetales (almendra, coco, avellana, etc) no he experimentado, porque por el momento no las tengo permitidas, pero igual al agregarlas, mi gelatina dejará de ser una colación libre y tendré que descontarla de alguna ración. Y no estoy dispuesta a renunciar a este pequeño privilegio.

Por el momento, seguiré comiendo mis gelatinas de infusiones herbales con grenetina y stevia. Y aunque también sé que la grenetina está hecha con cartílagos y huesos molidos de pollos, pescados y hasta de reses, creo que es algo que puedo seguir comiendo sin morirme del asco. Quizá más adelante pruebe con el agar-agar, aunque es más cara.

No les dejo ninguna receta porque lo único que hago es preparar la infusión de la que tenga antojo, preparar la grenetina según las instrucciones del paquete y mezclarlas.

En este momento en el que aún no me acostumbro a mi nuevo plan de alimentación y sueño que como las más perfectas galletas con chispas de chocolate, una gelatina de canela es para mí el cielo.

Por último, aquí les dejo los beneficios de consumir grenetina, que tomé de aquí.

Aporta aminoácidos, concretamente glicina y prolina, que permiten mejorar nuestros huesos, ligamentos y tendones.
Al contener 18 aminoácidos diferentes, crea una nutrición de gran calidad para nuestro organismo.
Contiene vitamina C, la cual interviene en la formación de colágeno, huesos, dientes y glóbulos rojos.
Ayuda a la absorción del hierro de los alimentos y a reforzar nuestras defensas ante una infección.
Por su contenido en fibra, su consumo habitual ayuda a mejorar el funcionamiento del aparato digestivo.
Ayuda a frenar el deterioro de los cartílagos, la descalcificación ósea y reduce el índice de fracturas ósea en gente que padece osteoporosis.
Produce un aumento de hidroxiplorina, que es un componente del colágeno que tiene acción regenerativa sobre las articulaciones.
Contiene arginina, que es un aminoácido que ayuda al organismo a elaborar creatina, compuesto vital para las células musculares.
Produce sensación de saciedad.
Contiene calcio.
Ayuda con problemas de lenta digestión, agruras y gases.
Combate la celulitis.
Fortalece e hidrata el cabello y las uñas.
Es una proteína corporal que proporciona firmeza y tersura a la piel, retrasa la aparición de líneas de expresión, la piel se vuelve más lisa y suave.
Previene los dolores de las articulaciones y ayuda a combatirlos, por lo que es indicada para gente que padece artritis.

martes, 1 de julio de 2014

¿Adiós a Weight Watchers?


Sí, por el momento. Desde finales de diciembre no he ido a ninguna reunión. Por el momento, voy a dejar de usar este sistema aunque el objetico sigue siendo el mismo; lograr un peso saludable.
Yo sola no puedo hacerlo. Si en estos seis meses no he recuperado los pocos kilos que he logrado bajar es por las herramientas y cambio de hábitos que he logrado desde 2011, pero necesito guía, apoyo y supervisión médica, así que he encontrado un equipo que creo, puede ayudarme mucho. Sigo con la psicóloga bariatra que conocí el año pasado. Ella me recomendó una doctora, especialista en diabetes y obesidad, quien a su vez, me mandó con una nutrióloga.
No es que Weight Watchers no sirva. Sí sirve, y sirve muy bien. A manera de despedida, voy a enumerar las cosas que logré con Weigth Watchers y no descarto en un futuro volver, ya que el sistema mejora cada año y pues esto del cuidado de la salud es algo que tenemos que hacer de por vida.

Mis logros
Aprendí a no engañarme a mí misma sobre cuánto y qué estoy comiendo. Aprendí a observarme, gracias a llevar un diario de alimentos. No dejaré de llevar un diario de alimentos, es una herramienta que las especialistas que estoy consultando ahora también utilizan
Aprendí a comer más verduras y frutas. Al ser de 0 puntos, intentaba darles prioridad en cada comida. Eso es algo que tampoco cambiará, no dejaré de comer vegetales libremente, pero las frutas sí las tendré que limitar un poco.
Entendí que no todo es sobre la báscula. El peso es quizá el indicador más importante y poderoso que tenemos, pero también hay victorias fuera de la báscula, como el que la ropa te quede mejor, sentirte con más animo.
Empecé a moverme más. Primero dando pasos con el podómetro, luego me inscribí en un gimnasio y ahora ya soy capaz de hace media hora de ejercicio de tres a cinco días. (Pero eso sí, fue en un laspo de 3 años)
Y por último, pero no menos importante, comencé a construir límites. Al tener una asignación diaria de puntos pues sólo comía hasta acabármelos. Así evitaba comer hasta verle fin a todo aunque no tuviera hambre.
Aprendí a medir porciones y a pesar la comida. Eso es algo que también seguiré haciendo.
Más adelante les contaré cómo me va con mi nuevo equipo contra la gordura.

miércoles, 25 de junio de 2014

El que me digas gorda no me insulta, pero no deja de hacerme sentir mal

Yo no estoy a favor de la corrección política extrema. Tengo un sentido del humor muy negro y suelo ser sarcástica. Me gusta, además, que las cosas sean nombradas tal cual son: anciano, gordo, gorda, ciego, homosexual, indígena, señor, señora. Los diminutivos y los eufemismos me enferman.
Para mí es muy importante el uso claro de los palabras. De eso vivo.
No me molesta que me describan como una mujer de más de treinta, gorda. Porque eso es lo que soy. Estoy gorda. He sido obesa durante más de 10 años y desde hace unos cinco, he tocado la obesidad mórbida. He escuchado a muchas mujeres queriendo insultarse entre sí diciendo "parece señora, mira qué gorda".
La mayoría de las veces me da risa cuando alguien me quiere insultar diciéndome gorda. En lo primero que pienso es "y tú, idiota, porque no puedes pensar en un mejor insulto que eso".
Pero hoy sí me enojé. Ni siquiera estaba dirigido a mí, pero dio la casualidad de que yo estaba ahí cuando alguien dijo "Él es muy sangrón para comer. No quiere comer en ningún lugar donde haya gordas, porque le dan asco". A continuación, un coro de risas de hienas. Alrededor de tres hombres y tres mujeres.
La curiosidad me ganó y no pude evitar voltearlos a ver. Quería saber quiénes eran, porque además estaba en la oficina, un lugar que se supone es Great Place to Work (o sea, no se permiten las malas actitudes y el ambiente debe ser agradable). Estaban parados junto a mi lugar de trabajo.
En cuanto sintieron mi mirada, se quedaron callados. Y la mujer que había dicho lo del asco dijo con miedo "ay, mejor vámonos para acá", alguien más contestó "mejor empecemos la junta" y se metieron, por fin, a una sala de juntas.
Fue esa reacción la que me hizo enojar realmente. El que hubieran pensado que yo me daba por aludida y que se tenían que retirar porque me habían ofendido. Obvio me cayeron mal desde que empezaron a hablar, porque me estaban interrumpiendo con su escándalo.
La psicóloga me ha dicho que suelo proyectarme en lo que veo en la gente. Y no dudo que no me haya proyectado cuando sentí que se iban condescendientemente por que se habían apenado por haber usado gorda- asco en la misma oración junto a una mujer gorda. Fue la condescendencia lo que más me molestó, que crean que mi condición de gorda es insultante y que se atrevieran a pensar que alguien como ellos podía molestarme.
Yo no quiero que me traten con pinzas y entre algodones porque soy mujer y estoy gorda. Sé que tengo un problema, una enfermedad progresiva y que puede ser mortal. Pero no deja de inquietarme que haya gente que me considere "asquerosa".