jueves, 31 de enero de 2013

Tamales, valores en puntos plus

En México se celebra el Día de la Candelaria el 2 de febrero. Y como casi todos los festejos mexicanos, el eje en torno al cual gira la fiesta es la comida.


Festejar con comida, que no se pierda esa tradición...o sí, para bajar de peso.

En este caso, son los deliciosos tamales. En lo particular, a mí me gustan más los de salsa verde o de rajas con queso. Los de dulce, increíblemente no son de mi agrado. Ni siquiera porque mi Amorcito encontró un lugar en donde los preparan con relleno de chocolate, zarzamora con queso, coco con piña, durazno, piñones y otros sabores exóticos.

Tengo al menos tres eventos en donde el peligro de comer tamales es inminente. En mi trabajo cada año reparten de a dos o tres por cabeza, más un vaso de atole o chocolate. Y con mi familia, hay al menos dos reuniones en donde se ofrecerán tamales.

Así que tengo que tomar mis precauciones si no quiero nulificar los pequeños avances que he logrado. Me puse a buscar información sobre tamales, porque seguramente comeré uno. UNO, he dicho.

Encontré una Base de Datos Internacional de Composición de Alimentos en donde viene la información nutrimental de varios tipos de tamales. Pero como no trae el dato de cuántos gramos de carbohidratos contiene, no es posible calcular su valor en puntos plus.

También encontré información en la página Fat Secret. Haciendo el cálculo con esos datos y con la calculadora de puntos plus, 200 gramos de tamal relleno de pollo vale 10 puntos.

En la Guía de Bolsillo de Weight Watchers 360°, 200 gramos de tamal verde equivalen a 17 puntos plus. ¿Por qué tanta diferencia entre la información de WW y Fat Secret? Seguramente porque la información de WW contempla un tamal preparado con manteca y carne de cerdo, salsa verde frita, además de que la porción es mucho más grande.

Entonces ¿cómo voy a saber de cuántos puntos plus es el tamal que me voy a comer?

Voy a tomar el valor más alto, el de 17 puntos plus. Es más común que los tamales sean preparados con mucha manteca y salsa frita que con pechuga de pollo y salsa cruda.

Y mi menú ese día será el siguiente:

Yogur natural (5 puntos)

Tamal (17 puntos)

Taza de chocolate con leche (8 puntos)

Ensalada con vinagreta balsámica y atún (4 puntos)

Pepinos, jícama y zanahoria con limón y chile (0 puntos)

1 tortilla con 30g de queso panela y lechuga (5 puntos)

Agua natural y té sin azúcar durante todo el día.

Mi total es de 39 puntos, 4 puntos más que los de mi asignación diaria, que tomaré de los pocos que me quedan de mi asignación semanal extra.

Espero el lunes no llorar en la báscula.

Todos me ayudan… menos yo

Hace unos años, se me dificultaba más apegarme a mi plan de alimentación porque yo era la única en mi casa que estaba siempre a “dieta”.

Mi hermana era una niña en crecimiento que comía de todo, mi hermano un adolescente cuya masa muscular en crecimiento y pierna hueca le permitía succionar toda la comida que estuviera a su paso y mis padres gozaban de una salud perfecta. Nadie necesitaba cuidar “especialmente” su alimentación. A la fecha, todos siguen comiendo más o menos de todo, y yo sigo siendo la única que se pelea todos los días con la báscula y el cinturón.

Ahora que solo comparto mi refrigerador con mi esbelto y disciplinado marido, ya no tengo ese pretexto. Lo único que hay en este momento es papaya, gelatinas light, ensalada, sopa de espinaca, pollo con salsa verde, tortillas de maíz, queso panela, pechuga de pavo.

Así que el problema de que mi entorno me “obligue” a comer de más, está eliminado, por lo menos de mi refrigerador.

En el trabajo, los amigos con los que me junto solían tragonear de lo lindo. Se compraban papas, refrescos, panes, galletas y de ésos postres en vaso que son mal llamados cafés y que tienen una sirena verde estampada en el vaso.

Y resulta que todos, TODOS han perdido entre 6 y 22 kilos.

De un día para otro comenzaron a cuidar su alimentación, a hacer ejercicio y ¡voilá!..la “magia” se hizo.

Mientras todos ellos bajaban de peso yo seguí engordando, por supuesto. Ellos dejaron los malos hábitos, yo no. Así que mi pretexto para seguir gorda no está tampoco en la oficina.


22 kilos menos, 22 kilos menos y 6 kilos menos y más músculo; o sea, todos bajan menos yo.
 y entonces, ¿por qué yo no bajo de peso?

Mi talón de Aquiles, además delas harinas, es el ejercicio. Lo odio, no me gusta. Y cada kilo que tengo de más es proporcional al odio que le profeso al ejercicio.

Y yo, como el 100% de la población que no hace ejercicio, “no tengo tiempo” para ir al gimnasio, salir a caminar, ni nada de eso.

Pero resulta que al heroico departamento de Recursos Humanos del lugar donde trabajo, se le ocurrió la genial idea de montar un gimnasio para los empleados.

El gimnasio está a 10 pasos de mi estación de trabajo. Y aún así, sólo en tres ocasiones lo he utilizado. Tiene baño con duchas, así que el estar apestosa en el trabajo tampoco es un pretexto.

Y a estas alturas ya se habrán dado cuenta de que no cocino. Con trabajos a veces aviento unas lechugas y un poco de atún a un tupper (eso, cuando estoy inspirada). Los otros días pago para que alguien me traiga una ensalada de lechugas aventadas, muy parecida a la que yo podría preparame, pero que cuestan tres veces más, o como lo que haya en mi fonda de confianza.

Ah, pues tengo otra amiga del trabajo que le encanta cocinar, que se puso a cuidar su alimentación y que varias veces se ha ofrecido a cocinarme a mí también.


Calabacitas rellenas de atún con jitomate, cebolla y alcaparras, deliciosa creación de mi esbelta amiga Ana, sin una gota de grasa extra añadida y con solo tres puntos plus
 
Incluso me ha llegado a traer de la comida saludable que prepara para ella.

Así que todos me ayudan: mis amigos, mi trabajo, mi esposo. Todo se alinea para que yo tenga un ambiente que favorezca la baja de peso. Entonces ¿qué me pasa? ¿Qué me impide bajar de peso y no volver a recuperarlo? ¿Por qué me es tan difícil iniciar con el cambio?

Trato no sólo de vivir un día a la vez, sino un momento y decisión a la vez, paso a paso. Ya he hecho cambios radicales antes y no me han funcionado. Y aunque en este momento parece que tengo todo a favor, aún tengo que vencer el obstáculo más fuerte: mi propia resistencia al cambio.

Este blog no es patrocinado ni auspiciado de ninguna manera por las marcas sobre las que aquí se opina o por Weight Watchers México. Los escritos representan únicamente la experiencia de la autora y no sustituyen una consulta con un profesional de la salud.

miércoles, 30 de enero de 2013

Weight Watchers, cómo ha cambiado desde 2011


Yo me uní por primera vez a Weight Watchers México en junio de 2011, unos meses antes de mi boda. Bajé 10 kilos en 3 meses. Después ya no bajé nada más.

En mayo de 2012 decidí darme un respiro de este método y fui con una nutrióloga. No funcionó, dejé de ir y vino el tan temido y anunciado rebote. Este año quiero que sea la última vez que vuelvo a empezar.

En 2011 los materiales aún eran gratis. La guía de bolsillo era azul, con más hojas. La desventaja era que la información que traía estaba muy enfocada a Estados Unidos, con alimentos que aquí casi no se comen y por el contrario, sin el valor en puntos plus de alimentos muy locales, como el queso panela o el pan de dulce.

Una de las ventajas es que traía una sección llama “Consiéntete” en donde había una lista de postres o alimentos “prohibidos” y su valor en puntos plus, para que de vez en cuando los incluyeras en tu asignación diaria.

 
Cada semana, en la sesión, te entregaban un diario nuevo, que también era gratis.

Tenía en la última hoja una guía para identificar la sensación de saciedad.

En 2012, los materiales aún eran gratis. Se relanzó el programa Puntos Plus, al que se le agregaron tres sesiones de “inicio de poder”, en donde te daban recomendaciones para hacer menús y hasta te incluían ejemplos de menús para siete días.
Quitaron la sección “Consiéntete”, agregaron un apartado con los valores en puntos plus de algunos productos Weight Watchers.
En 2013, los materiales ya tienen un costo de 80 pesos. Incluye la guía de bolsillo, el registro de peso y únicamente dos diarios. El diario ahora es verde, tiene formato vertical y en la última hoja trae una lista de alimentos de poder. Si quieres más diarios, te recomiendan comprar el diario trimestral.

El programa ahora se llama ahora Weight Wathchers 360°. Los valores de los alimentos se siguen contando en Puntos Plus. 
En la guía de bolsillo incluyen más alimentos locales. Algunos muy populares siguen sin aparecer explícitamente, como el queso panela (yo lo tomo como queso blanco o saco los valores en puntos plus con la calculadora que venden en las reuniones).


El valor en puntos plus de los tamales...muy caros.



Más allá de los cambios estéticos de los materiales y del aumento de costo, el programa Puntos Plus sigue siendo en esencia el mismo que lanzaron en 2011:
  • Tienes un presupuesto diario en puntos que se calcula según tu edad, peso, estatura y sexo.
  • Tienes una asignación semanal extra de 49 puntos que puedes utilizar o no.
  • Las frutas y la mayoría de las verduras y vegetales tienen cero valor en puntos plus.
  • Te recomiendan hacer actividad física diariamente
A mí en lo particular no me parece mal que ahora cobren el material, pues había mucha gente que solo iba la primera reunión y nunca más regresaba. Lo que no me gusta es que ya no entreguen los diarios semanales, pues son muy útiles para anotar todo lo que comes y comenzar a hacer consciente qué alimentos eliges y cuáles son los mejores para ti.


En estos registros se anota semanalmente tu progreso o retroceso.

Pero me queda claro que es un negocio y pues tienen que ver cómo aumentan sus ganancias y reducen costos.
Si quieren saber más sobre Weigth Watchers México, aquí está toda la información.



Este blog no es patrocinado ni auspiciado de ninguna manera por las marcas sobre las que aquí se opina o por Weight Watchers México. Los escritos representan únicamente la experiencia de la autora y no sustituyen una consulta con un profesional de la salud.

martes, 29 de enero de 2013

Mi lista del supermercado para la “dieta”

En cada reunión de Weight Watchers nos repiten que no se trata de una dieta, sino de aprender a comer bien. Aún así, es la fuerza de la costumbre decir que estamos a “dieta” si se está siguiendo alguna estrategia alimenticia para bajar de peso.


Me queda claro que el que nos digan que no estamos a dieta cuando estamos siguiendo el método Weight Watchers para bajar de peso tiene como objetivo que no nos sintamos limitados y que entendamos que sólo un verdadero cambio de hábitos nos conducirá a una pérdida de peso constante y permanente.

La palabra dieta significa “Conjunto de sustancias que regularmente se ingieren como alimento”. Es decir, todo lo que comemos, tengamos como objetivo o no baja de peso, es nuestra dieta.

Así que siguiendo esta definición de la Real Academia Española, les comparto la lista de alimentos que he detectado me hacen falta para continuar con mi dieta basada en el método de Weight Watchers. Mi objetivo es identificar alimentos que me gusten, sean nutritivos y bajos en puntos plus y además, fáciles de preparar y transportar, porque así necesito que sean.

Por ejemplo, la sopa de verduras vale cero puntos, pero no es un alimento práctico para comer en la calle ni para llevar al trabajo. En mi experiencia, ningún contenedor de comida es 100% hermético y siempre que llevo sopa o caldo, mi bolsa termina hecha un desastre y apestando todo.

Quizá todas mis elecciones no cumplen mis requisitos o no sean muy variados, pero es un inicio y una guía para saber qué elegir la próxima vez que vaya al super.

Mi lista:

  • Lechuga desinfectada y cortada lista para comer
(cero puntos plus)

Una lechuga sin rebanar cuesta el super entre 8 y 10 pesos, mientras que la bolsa de lechuga desinfectada puede costar hasta tres veces más. Pero me ha pasado que por no darme tiempo de rebanarla y desinfectarla, se queda en mi refrigerador hasta que nace todo un nuevo ecosistema. Así que preferiré la lechuga ya lista para comer, para aventarla rápidamente dentro de un recipiente.

  • Atún en bolsa
(tres puntos plus por cada 90 gramos)


Aunque las latas de atún pueden ser muy prácticas, siempre queda el dilema de drenarles el apestoso y nada rico caldito en el que vienen. Mis amigos “El D” y Elena (quienes por cierto bajaron mucho de peso) me recomendaron este atún en bolsa. Sabe rico, no hay que drenarlo y la bolsa pesa mucho menos que una lata.

  • Tortillas de maíz
    (dos puntos plus por cada tortilla)
Antes mi desayuno favorito era un croissant con jamón y queso acompañado de un rico café con leche evaporada. Ahora son las sincronizadas de queso panela y pechuga de pavo en tortilla de maíz. Con unos ocho minutos en el horno eléctrico quedan crujientes sin una gota de grasa extra. Envueltas en papel aluminio están perfectas para llevar.

Queso panela
(dos puntos por cada 40 gramos)
Para mi desayuno

Pechuga de pavo
(un puntos por cada dos rebanadas)

El valor en puntos plus equivale a la pechuga de pavo Zwan ya empacada, pues es la que trae información nutrimental. A mí me gusta esta marca porque es la que tienen menos sodio y menos grasa- para mi desayuno.
• Salmas
(dos puntos plus por cada paquete)

Las Salmas son unas galletas saladas hechas con harina de maíz. Saben a tostadas de maíz y me gustan para acompañar las ensaladas. Vienen tres en cada paquetito.



Bistec de res
(cinco puntos por cada 90 gramos)

Para darle variedad a la comida.


Pechuga de pollo cocida y deshebrada
(tres puntos por cada 90 gramos)

Es el mismo caso que el de la lechuga. Prefiero comprarla ya lista para comer, para agregarla a ensadalas o a una salsa verde con nopales.

• Verduras congeladas
(cero puntos plus)

Creo que ya se dieron cuenta de que soy una floja para la cocina. Poco tiempo y practicidad son además otras palabras clave.

Huevo
(tres puntos plus por pieza)

A mí me gusta comerlo todo, con clara y yema, aunque la clara vale mucho menos en puntos plus, el no comer la yema se me hace un desperdicio. Además ¿qué haría con tantas yemas? ¿Un flan? Ay, ajá. No creo que sea una buena idea.

• Tés de sabores
(cero puntos plus)

Entre mis múltiples achaques está la gastritis. Así que ya no puedo tomar café. Y el té lo debo tomar con moderación, porque también es irritante. Hay unos tés verdes de La Pastora que tienen sabores muy ricos. Me gusta en de cítricos, de moras y de vainilla con canela. Hay otros dos que tienen fresa, pero como soy alérgica, pues me quedaré con ganas de probarlos.



• Almendras
(un punto por cada cuatro piezas)

Ricas, fibrosas y grasositas, pero muy benéficas para la piel y el cabello. Y sobre todo, fáciles de transportar.


• Frijoles en bolsa

(cuatro puntos una taza)

Más ricos que los frijoles de lata porque saben más caseros. y también listos para comer




• Aguacate

(dos puntos por cada 60 gramos)


  • Frutas
(cero puntos)

Adivinaron. Si ya vienen rebanadas y listas para comer, qué mejor.

Espero que mi lista del supermercado para la “dieta” les sirva para darse una idea de lo que ustedes necesitan. 

Este blog no es auspiciado de ninguna manera por las marcas sobre las que aquí se opina o por Weight Watchers México. Los escritos representan únicamente la experiencia de la autora y no sustituyen una consulta con un profesional de la salud.

viernes, 25 de enero de 2013

Cine, palomitas, refresco y puntos plus



Amo el cine. Voy de dos a tres veces por semana. Y cuando no puedo ir, mi Amorcito y yo vemos cantidades ingentes de películas los fines de semana.

Mi Amorcito cuida diario su alimentación y hace una caminata de una hora o anda en bicicleta todos los días. No tiene ningún problema de sobrepeso; es, de hecho, un hombre muy delgado, pero también muy antojadizo.

Él es de esas personas que siente que si no come palomitas, no fue al cine. Por supuesto que prefiere acompañarlas con un refresco grande sabor manzana. Y pues yo me veo “obligada” a comer al parejo de él.

En realidad, nadie me obliga. Al contrario. Mi amorcito me ha apoyado en cada una de las ocasiones en que he decidido buscar un nuevo nutriólogo o especialista. Él me acompaña sin importar si está en la colonia Roma o en la Del Valle, o si está en Tlalpan o Azcapotzalco.

También me ayuda a planear mis comidas y hasta me prepara el desayuno. Yo solita soy quien mete la mano en la cubeta de la botanita hasta no verle fin. Y la verdad es que me encanta.

Pero con esto de que ahora anoto todo lo que como y tengo un presupuesto limitado, pues tuve qué averiguar si nuestra costumbre de zamparnos una cubeta de palomitas todos los viernes y sábados se puede ajustar al estilo de vida que quiero llevar y para lo que me apoyo con el sistema Weight Watchers.


Según un análisis que realizó la Profeco para su boletín “Brújula de compras”, 100 gramos de palomitas de cine tienen 47 gramos de carbohidratos, 7.6 de proteínas, 52 de grasas, 3 de fibra. Todo esto nos da la fabulosa cantidad de 19 puntos plus. Esto equivale a comerse 5 bolillos de 60 gramos o nueve y media tortillas o 19 cucharadas de azúcar (en puntos plus, no necesariamente en calorías).

Si a las palomitas le sumamos el refresco, de seis puntos, en dos horas que dura la película, me estoy comiendo 25 puntos sin ningún problema.

Para las personas que ya han llegado a su meta de baja de peso, la asignación diaria de puntos que se les da es de 28. En mi caso, por mi edad, peso y otros factores, mi asignación de puntos es de 35.

Hoy por ejemplo, a las 6 de la tarde, me quedan 16 puntos (que pueden considerarse una gran cantidad), pero de ninguna manera me alcanza para las palomitas, ni cenando puros alimentos con valor de cero puntos.

Podría usar mi asignación semanal de 49 puntos, pero me sigue pareciendo demasiado, además de que no me alcanza para dos días seguidos de palomitas.

Mis alternativas son:

1.- No comer palomitas

2.-Llevar mis propias palomitas hechas en casa, sin grasa y sin sal. Cinco tasas valen tres puntos plus, además de que son “alimentos de poder” .

Creo que optaré por llevar mis propias palomitas siempre y cuando esto se ajuste a mi presupuesto de puntos.

Y en caso de que tenga antojo de palomitas de cine, espero que estén servidas en un recipiente como los de abajo, pues será un argumento muy convincente para ahuyentarme.


Crepúsculo, sistema infalible para alejarme de las palomitas y el cine.




jueves, 24 de enero de 2013

Mis razones de peso



 Un día hice el cálculo de cuánto he gastado en especialistas para bajar de peso y me asustó el resultado. Basta decir que me alcanzaría para comprarme un auto nuevo, equipado.

Y la verdad es que no son ellos, soy yo. Cualquier tratamiento siempre me ha funcionado, mientras lo hago. Y cuando dejo de hacer lo que me indican, entonces viene el rebote, acompañado de muchos kilos de más y frustración.

Y ahora, a los 107 kilos y habiendo tocado no sólo fondo, sino un nuevo sótano en mi problema de obesidad, tengo que hacer algo por mi propio bien.
Como mi exceso de peso es mucho, es obvio que no puedo hacerlo sola. Voy a consulta con un médico internista y endocrinólogo, por los diferentes problemas de salud derivados de la obesidad.

Pero lo que ayuda a mantenerme enfocada, a hacer esto no solo en un “solo por hoy”, sino “solo por esta mañana-tarde-noche” es el método Weight Watchers para bajar de peso.

Uno de mis grandes obstáculos para lograr cambios de hábitos que me lleven a una baja de peso constante y definitiva es mi falta de autocontrol. Este blog nace de esa necesidad. Espero que al documentar mi proceso, al compartirlo, me ayude a controlarme al saber que lo que hago será expuesto aquí.

Quiero dejar muy claro que nadie me patrocina, ni mi médico ni mucho menos Weight Watchers México ( http://www.weightwatchers.com.mx/ ). No quiero promocionar sus servicios ni nada por estilo.

Únicamente escribo esto para compartir.