viernes, 11 de octubre de 2013

La báscula no miente, pero no lo es todo


En mi casa no hay báscula. Hace muchos años me entró una obsesión tan grande por saber cuánto pesaba, no cada día, sino prácticamente después de comer, de tomar agua, de ir al baño...

Obvio era una tortura, así que la báscula tuvo que irse y desde entonces decidí que sólo me pesaría
cuando fuera al doctor, nutriólogo, etc.

Sin embargo, la tortura siguió. Y así cada vez que me pesaba veía cómo la aguja cada vez marcaba una cantidad más grande. Y ahí iba yo otra vez a hacer dieta de pechuga y lechuga, a tomar y comer cuanta cosa me dijeran que era buena para bajar de peso.

Entre las cosas que hice se encuentra el sólo comer manzanas y tomar agua mineral durante una semana, hacer la "dieta de la luna", comer sólo sopa de verduras...y obvio bajaba de peso, para volver a comer igual que antes y volver a subir lo bajado y unos kilos más y así hasta llegar al punto en el que estaba hace unos meses.

Hasta hace unos días, me pesaba en tres lugares diferentes: con la psicóloga, en mis reuniones de
Weight Watchers y en el gimnasio (¡Ya llevo seis semanas en el gimnasio!).

Y en todas peso diferente. La báscula que utiliza la psicóloga mide los niveles de grasa y descuenta
kilos por la ropa, mientras que la del gimnasio y la de WW no la descuentan, además de que la
primera es mecánica y la segunda es electrónica.

Después de mis breves vacaciones oaxaqueñas, subí 2.600 gramos, de acuerdo con la báscula de WW. Me pesé un lunes a las 7 de la tarde, después de haber comido. Para el domingo siguiente, la báscula había marcado -3.800 kilos menos. El detalle es que me pesé por la mañana, en ayunas.

Al día siguiente, me pesaron y midieron en el gimnasio. Pesé -.600 gramos que un mes antes, medí un centímetro menos de todas partes y bajé 1% de mi porcentaje de grasa general. Me subí a la báscula a las 6:00 de la tarde, después de comer y tomar agua.

La psicóloga ha dejado de pesarme y medirme. Literal, me dijo que tengo que dejar de ver la báscula como si fuera mi verdugo o el juez que me da su aprobación o me condena, por lo que nos centraremos en el objetivo principal, que no es bajar de peso, sino
tener una buena salud.

Así que en eso trabajo ahora. En aprender a comer bien, encontrarle el gusto a hacer ejercicio, limpiar mi cabecita de las ideas que me atormentar. Encontrar un balance y bienestar en general.

Y la báscula no miente, pero no tiene toda la información sobre mí y sobre lo que estoy haciendo. Por lo tanto, creo que es injusto darle tanta importancia al grado de que sea mi mayor miedo o mi triunfo de la semana.

Y creo firmemente que la báscula irá registrando buenos resultados, pero como una suma de todos mis esfuerzos.



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