jueves, 26 de septiembre de 2013

"Me tomé unos días de descanso" y otros errores al intentar bajar de peso

La inconstancia, inclinarme por un sólo tipo de alimento (en especial carbohidratos), no calcular las porciones adecuadas y creer que una simple caminata sirve para "quemar" una comida excesiva son algunos de mis errores más frecuentes.

Estos se volvieron un verdadero lastre en los últimos días, al grado de que al subirme a la báscula, la muy desalmada me marcó dos kilos más en menos de dos semana.

Yo creía que no estaba haciendo "TAN MAL"  las cosas. Pero como de nada sirve el autoengaño ni la autocomplacencia, ahí les va la historia de lo que pasó en este tropezón.

ME TOMÉ UNOS DÍAS DE DESCANSO, TAMBIÉN DE LA "DIETA"

Así es... me tomé unos días de descanso y aunque no pensaba hacerlo, dejé de contar, de llevar mi diario de alimentos y de escuchar a mi superyo que todo el tiempo me decía "NO ESTÁS COMIENDO SUFICIENTES VERDURAS". 

Hace un par de días fue mi cumpleaños y para celebrarlo, visité la ciudad de Oaxaca. Bueno, Oaxaca cuenta con una gastronomía diversa en la que lo más representativo es el mole negro, el tasajo (carne salada tipo cecina), chapulines (grillos tostados con sal) y el chocolate.

 Me había jurado que este año no habría maratón de comilona para festejar. Llevo mucho tiempo tratando de dejar de asociar la comida con premios, descansos, festejos, relajación, etc.

Esto obviamente todavía no lo tengo aprendido, porque en cuanto me sentí de vacaciones y en pleno festejo...¡zaaaz!, lo primero que hice al llegar a mi destino fue tomar tamaño tazón de chocolate con leche con un pan de yema. Aunque en Oaxaca la bebida se prepara en agua, muchos turistas, como yo, insistimos en que nos lo preparen con leche, porque sabe más rico...aunque tenga más grasa y azúcar por la leche.
Como medio litro de chocolate y nomás medio pan...la otra mitad ya la traía puesta.

Ese mismo día, que era el de mi cumpleaños, mi amado esposo me llevó a un restaurante que me gustó mucho por su estilo colonial:

Restaurante Catedral, ubicado en el centro histórico de Oaxaca.


Ahí  cenamos esto:

Plato oaxaqueño para dos con quesillo asado, queso de petate, tasajo a las brasas, cecina enchilada, chorizo oaxaqueños, chile relleno de chapulines con queso Oaxaca  y un tamal de mole negro...tan delicioso todo.
A eso debo sumarle un delicioso cheesecake que el restaurante nos regaló en cortesía por el festejo.

Cheesecake con salsa de frutos rojos, con costra de nuez. Además me cantaron "Las mañanitas".

Y todo eso nada más de desayuno y cena. Me falta la comida, que fue en un buffet en donde había siete tipos de moles, además de tasajo, cecina, tacos, sopas... yo comí una sopa de flor de calabaza, mole negro,  tasajo y hartos totopos.  En los otros buffets fue lo mismo: un poco de sopa con verduras, mucho mole, carne y tortillas. Además, probé de todos, todos los postres, entre los que había flan, pan de elote, de zanahoria, mousse de mezcal...

El ritmo y cantidad de las comidas fue más o menos igual por los otros tres días, excepto por la cena. Nada más un día cenamos así y el resto nos contentamos con un elote con chile y limón.

Y pues aunque he escuchado que dicen que pues si estás de viaje y celebrando disfrutes de la comida, el problema conmigo es que no puedo parar y me dejo ir como hilo de media sin detenerme a razonar las cantidades de lo que estoy comiendo. "Al fin que estoy celebrando y me lo merezco".

CAMINANDO BAJO LO QUE ME COMÍ

Tuve una intensa actividad física porque caminé mucho todos los días, todo el día,  por toda la ciudad y por zonas arqueológicas como Monte Albán y Mitla, así que yo creía que los daños por mis excesos podrían amortiguarse un poco, además de que la semana previa a mi breve viaje estuve muy aplicadita.

Bueno, pues para empezar, para quemar unas 500 calorías hace falta en promedio, de 40 minutos a una hora de ejercicio intenso.

Y aunque mis caminatas fueron largas, obvio fueron a paso turista, contemplando el paisaje. Y evidentemente por mucho que traté de moverme, fue más lo que me metí por la boca, así que solo es cuestión de hacer las sumas.

Entiendo que de vez en cuando no hay problema si nos damos un gusto. Pero en mi caso, nunca es sólo un gusto. Todavía no aprendo a moderarme, a equilibrar lo que como y si me salgo de mi rutina, todo se me viene abajo.

El drama verdadero es que me costó meses de bastante trabajo bajar esos kilos y me tomó menos de dos semanas volverlos a subir. Así que estoy bastante enojada, porque además ni siquiera puedo decir que lo disfruté al máximo.

Nunca dejé de pensar cosas como "mejor cómete el nopal asado y la carne en lugar del tamal y tanto mole", "quítale lo capeado al chile", "sólo prueba el pastel, pero no te comas todo", "no comiste verduras en el desayuno ni a medio día, come ensalada grande en el buffet antes de cualquier otra cosa".

 El problema es que sólo lo pensaba, pero no lo hacía y luego me daba remordimiento porque sabía que me traería consecuencias, pero al mismo tiempo no podía dejar de comer...

En fin. Ya estoy otra vez apuntando, calculando, midiendo, pesando, dando prioridad a las verduras, retomando el ejercicio, porque ya ni llorar es bueno.



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