jueves, 5 de septiembre de 2013

Para siempre es mucho. Cómo voy construyendo mis nuevos hábitos saludables


Uno de los motivos por los que suelo (solía) fracasar en mis intentos para bajar de peso es que la idea de que NUNCA más iba a volver a comer lo que más me gusta me da pánico.
Todos sabemos que para que la pérdida de peso se efectiva, es necesario cambiar de raíz los hábitos de alimentación y hacer ejercicio. No hay de otra.
A mí me ha costado mucho trabajo meterme esa idea en la cabeza, entenderla y hacerla propia. Hasta hace algunos meses, vivía creyendo que si hacía una dieta rigurosa un tiempo, después tendría la "libertad" de comer todo lo que yo quisiera y estar aplasta o echada todo el día.


Ya entendí, porque la experiencia me lo ha enseñado, que las dietas restrictivas no funcionan y a largo plazo son peores, porque promueven el horrible efecto rebote que es una de las cosas que me han llevado a tener tantos kilos de más.
Cuando comienzas un plan para bajar de peso recomiendan hacer modificaciones en lo que comemos y hacemos poco a poco, porque si cambiamos todo de golpe, puede ser tan traumático que volvamos con peores ansias a nuestros malos hábitos.
Lo malo es que yo me excedo en hacer las cosas despacio.
En tiempo, me ha tomado unos dos años. En dinero, lo invertido en mis reuniones de Weight Watchers más  lo de las consultas con una nutrióloga y con una psicóloga.
Y lo que he logrado es llevar un diario de lo que como (para darme cuenta de qué y cuánto como), dormir un poco más, caminar un poco más, tratar de incluir verduras y frutas en todas mis comidas.
En kilos o tallas, la verdad es que prácticamente nada ha cambiado, sigo pesando más o menos lo mismo y usando la misma ropa.
Sé que esto no es magia y que la mayor parte del año me la pasé entre pozoles, pasteles, helados, hamburguesas, televisión y desveladas y que es desde hace poco, un par de meses, que los cambios en mis hábitos son constantes.
1.- Trato de dormirme temprano y despertarme siempre a la misma hora. Claro que me encanta desvelarme, pero dormir es importantísimo porque es cuando el cuerpo se regenera.
2.- Intento comer suficientes vegetales y un poco más controlado, más frutas. Hubo meses en los que no probaba ni un pedazo de fruta y semanas en los que no comía nada de verduras. Ahora comienzo mi desayuno con licuado de nopal con piña. A veces le pongo espinaca, cilantro, perejil, jengibre,
manzana. Así me aseguro de comer verduras en el desayuno.
3.- Trato de comer entre comidas. Es importantísimo no pasar más de 3 0 4 horas sin comer, como bebés.   Me han explicado que después de ese tiempo, el metabolismo del cuerpo entra a modo "reserva", por lo que si pasamos mucho tiempo sin alimento, lo siguiente que comamos se guardará en lugar de quemarlo, porque el cuerpo tiene miedo de que lo dejemos sin comida. Y se guarda en grasa.
4.- Trato de que lo que coma entre comidas sea saludable.
5.- Busco agarrarle el gusto a alimentos que no me agradan mucho. Calabazas, pepino, pollo, pescado,  papaya no me gustan mucho, pero los como.
6.- Me muevo más. Trato de caminar diario e incluso ya llevo varios días haciendo ejercicio en un gimnasio. Es caro y también es engorroso y cansado. Odio sudar. Odio que me duela el cuerpo. Pero odio más ya no poder bailar toda la noche sin cansarme o no poder seguirle el paso a mi marido en una caminata.
7.- Intento tomar más agua. Afortunadamente los refrescos nunca me han gustado, pero en los últimos años el beber agua simple se me ha vuelto engorroso. Las últimas cuatro veces que me midieron niveles de grasa, salió que estoy deshidratada. Así que a beber.
Y hacer esto siempre, y para siempre, es una idea que me sigue agobiando. Es una lata salir del trabajo, ir al gimnasio, regresar a la casa a ver qué voy a cenar y comer al día siguiente, lavar y llenar los trastes en los que me voy a llevar mi comida, pelar verduras, hacer licuados.
Es una lata salir todos los días con una bolsa pesada cargando desayuno, comida, snacks, agua, licuado y además la ropa para el ejercicio.
Además a esto hay que sumar que cada cuatro horas tengo que aplicarme bloqueador solar...
Y yo que soy tan floja. Por eso trato de vivirlo un día a la vez y a veces, hasta por horas.

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