lunes, 21 de octubre de 2013

Errores al querer bajar de peso: comer cereal de caja

En la más reciente reunión de Weight Watchers a la que fui, un muchacho comentó que él, a las dos horas de haber cenado, ya tiene mucha hambre otra vez y no puede evitar buscar algo en refrigerador para picar, aunque sea una rebanada de jamón.

Esto lo angustia y siente que entorpece su meta para perder peso. ¿Y qué es lo que él cena? ¡Cereal con leche! una de las peores cenas y también desayuno que podemos comer.

Sé que la publicidad nos bombardea diciendo que tal cereal nos ayudará a bajar de peso si lo comemos por la mañana y por la noche, pero eso no taaan cierto.

Sabemos ahora que el cereal de caja tiene mucha azúcar, cualquiera, en cualquier presentación. Hasta el famoso Special K tiene más azúcar que los Corn Flakes normalitos.

Y el azúcar lo único que nos hace, es producirnos más apetito. La leche también tiene azúcar en forma de lactosa, aunque sea light.  La deslactosada debe tener menos azúcar obviamente, pero no sé porque como yo no la consumo, no he investigado. La fruta tiene  azúcar en forma de fructosa. En suma cereal+leche+fruta es haaarta azúcar. Claro que también va un poco de fibra y proteína, pero no tanto para mantenernos saciados hasta la mañana siguiente. Por eso mi compañero necesita comer otra cosa. No tiene ansiedad. Tiene hambre.

No sé porqué la gente tiene tan arraigada la creencia de que el cereal de caja es saludable. Siempre que he querido comentar lo del azúcar en los cereales de caja en la oficina, todo mundo me contesta, "pero yo sólo como Special K o All Bran, esos son buenos". Imagino que me descalifican porque, como me ven gorda, ps no tengo calidad moral para opinar.

En serio, si quieren bajar de peso, dejen de comer cereal de caja. No lo digo yo, sino un montón de especialistas.

Aún así, hay especialistas que pueden equivocarse. Creo que este ejemplo ya se los había contado, pero aquí va otra vez.

Una nutrióloga una vez me dio un plan de alimentación en el que, como desayuno, podía comer 1 taza de Special K con leche y fruta, a media mañana una fruta o un jugo Jumex light, en la comida arroz al vapor y alguna carne magra y verduras y del resto no me acuerdo.

Una amiga, que iba a la misma nutrióloga al mismo tiempo que yo, se tomaba el jugo como colación. Yo, por ahorrativa, comía manzanas o peras. Yo sí lograba bajar, ella no. Supongo que al final, la manzana tiene menos azúcar y obvio, fibra, cosa que el jugo no.

Ahora me doy cuenta de que nuestro plan de alimentación estaba lleno de azúcar. La porción de cereal es 1/4 de taza. 1 taza son cuatro porciones. Cada porción tiene 17 gramos de azúcar. O sea, me estaba metiendo a la boca unos 68 gramos de azúcar, sin contar la lactosa y la fructosa.

¿Qué nos recomendaron en Weight Watchers? cenar con un poco de proteína e incluir vegetales. Sí, vegetales. Ni modo. Hay que comerlos.

De ejemplo,  pusieron dos tortillas de nopal con un poco de queso y hongos o flor de calabaza. Yo he estado cenando esas dos tortillas de nopal con el queso y una untada de frijoles, más lechuga, jitomate y cebolla. Y me ha ido bastante bien.

Ustedes busquen la opción que más les guste, pero en serio, traten de evitar los cereales de caja, al menos para comerlos diariamente.

viernes, 11 de octubre de 2013

La báscula no miente, pero no lo es todo


En mi casa no hay báscula. Hace muchos años me entró una obsesión tan grande por saber cuánto pesaba, no cada día, sino prácticamente después de comer, de tomar agua, de ir al baño...

Obvio era una tortura, así que la báscula tuvo que irse y desde entonces decidí que sólo me pesaría
cuando fuera al doctor, nutriólogo, etc.

Sin embargo, la tortura siguió. Y así cada vez que me pesaba veía cómo la aguja cada vez marcaba una cantidad más grande. Y ahí iba yo otra vez a hacer dieta de pechuga y lechuga, a tomar y comer cuanta cosa me dijeran que era buena para bajar de peso.

Entre las cosas que hice se encuentra el sólo comer manzanas y tomar agua mineral durante una semana, hacer la "dieta de la luna", comer sólo sopa de verduras...y obvio bajaba de peso, para volver a comer igual que antes y volver a subir lo bajado y unos kilos más y así hasta llegar al punto en el que estaba hace unos meses.

Hasta hace unos días, me pesaba en tres lugares diferentes: con la psicóloga, en mis reuniones de
Weight Watchers y en el gimnasio (¡Ya llevo seis semanas en el gimnasio!).

Y en todas peso diferente. La báscula que utiliza la psicóloga mide los niveles de grasa y descuenta
kilos por la ropa, mientras que la del gimnasio y la de WW no la descuentan, además de que la
primera es mecánica y la segunda es electrónica.

Después de mis breves vacaciones oaxaqueñas, subí 2.600 gramos, de acuerdo con la báscula de WW. Me pesé un lunes a las 7 de la tarde, después de haber comido. Para el domingo siguiente, la báscula había marcado -3.800 kilos menos. El detalle es que me pesé por la mañana, en ayunas.

Al día siguiente, me pesaron y midieron en el gimnasio. Pesé -.600 gramos que un mes antes, medí un centímetro menos de todas partes y bajé 1% de mi porcentaje de grasa general. Me subí a la báscula a las 6:00 de la tarde, después de comer y tomar agua.

La psicóloga ha dejado de pesarme y medirme. Literal, me dijo que tengo que dejar de ver la báscula como si fuera mi verdugo o el juez que me da su aprobación o me condena, por lo que nos centraremos en el objetivo principal, que no es bajar de peso, sino
tener una buena salud.

Así que en eso trabajo ahora. En aprender a comer bien, encontrarle el gusto a hacer ejercicio, limpiar mi cabecita de las ideas que me atormentar. Encontrar un balance y bienestar en general.

Y la báscula no miente, pero no tiene toda la información sobre mí y sobre lo que estoy haciendo. Por lo tanto, creo que es injusto darle tanta importancia al grado de que sea mi mayor miedo o mi triunfo de la semana.

Y creo firmemente que la báscula irá registrando buenos resultados, pero como una suma de todos mis esfuerzos.



jueves, 26 de septiembre de 2013

"Me tomé unos días de descanso" y otros errores al intentar bajar de peso

La inconstancia, inclinarme por un sólo tipo de alimento (en especial carbohidratos), no calcular las porciones adecuadas y creer que una simple caminata sirve para "quemar" una comida excesiva son algunos de mis errores más frecuentes.

Estos se volvieron un verdadero lastre en los últimos días, al grado de que al subirme a la báscula, la muy desalmada me marcó dos kilos más en menos de dos semana.

Yo creía que no estaba haciendo "TAN MAL"  las cosas. Pero como de nada sirve el autoengaño ni la autocomplacencia, ahí les va la historia de lo que pasó en este tropezón.

ME TOMÉ UNOS DÍAS DE DESCANSO, TAMBIÉN DE LA "DIETA"

Así es... me tomé unos días de descanso y aunque no pensaba hacerlo, dejé de contar, de llevar mi diario de alimentos y de escuchar a mi superyo que todo el tiempo me decía "NO ESTÁS COMIENDO SUFICIENTES VERDURAS". 

Hace un par de días fue mi cumpleaños y para celebrarlo, visité la ciudad de Oaxaca. Bueno, Oaxaca cuenta con una gastronomía diversa en la que lo más representativo es el mole negro, el tasajo (carne salada tipo cecina), chapulines (grillos tostados con sal) y el chocolate.

 Me había jurado que este año no habría maratón de comilona para festejar. Llevo mucho tiempo tratando de dejar de asociar la comida con premios, descansos, festejos, relajación, etc.

Esto obviamente todavía no lo tengo aprendido, porque en cuanto me sentí de vacaciones y en pleno festejo...¡zaaaz!, lo primero que hice al llegar a mi destino fue tomar tamaño tazón de chocolate con leche con un pan de yema. Aunque en Oaxaca la bebida se prepara en agua, muchos turistas, como yo, insistimos en que nos lo preparen con leche, porque sabe más rico...aunque tenga más grasa y azúcar por la leche.
Como medio litro de chocolate y nomás medio pan...la otra mitad ya la traía puesta.

Ese mismo día, que era el de mi cumpleaños, mi amado esposo me llevó a un restaurante que me gustó mucho por su estilo colonial:

Restaurante Catedral, ubicado en el centro histórico de Oaxaca.


Ahí  cenamos esto:

Plato oaxaqueño para dos con quesillo asado, queso de petate, tasajo a las brasas, cecina enchilada, chorizo oaxaqueños, chile relleno de chapulines con queso Oaxaca  y un tamal de mole negro...tan delicioso todo.
A eso debo sumarle un delicioso cheesecake que el restaurante nos regaló en cortesía por el festejo.

Cheesecake con salsa de frutos rojos, con costra de nuez. Además me cantaron "Las mañanitas".

Y todo eso nada más de desayuno y cena. Me falta la comida, que fue en un buffet en donde había siete tipos de moles, además de tasajo, cecina, tacos, sopas... yo comí una sopa de flor de calabaza, mole negro,  tasajo y hartos totopos.  En los otros buffets fue lo mismo: un poco de sopa con verduras, mucho mole, carne y tortillas. Además, probé de todos, todos los postres, entre los que había flan, pan de elote, de zanahoria, mousse de mezcal...

El ritmo y cantidad de las comidas fue más o menos igual por los otros tres días, excepto por la cena. Nada más un día cenamos así y el resto nos contentamos con un elote con chile y limón.

Y pues aunque he escuchado que dicen que pues si estás de viaje y celebrando disfrutes de la comida, el problema conmigo es que no puedo parar y me dejo ir como hilo de media sin detenerme a razonar las cantidades de lo que estoy comiendo. "Al fin que estoy celebrando y me lo merezco".

CAMINANDO BAJO LO QUE ME COMÍ

Tuve una intensa actividad física porque caminé mucho todos los días, todo el día,  por toda la ciudad y por zonas arqueológicas como Monte Albán y Mitla, así que yo creía que los daños por mis excesos podrían amortiguarse un poco, además de que la semana previa a mi breve viaje estuve muy aplicadita.

Bueno, pues para empezar, para quemar unas 500 calorías hace falta en promedio, de 40 minutos a una hora de ejercicio intenso.

Y aunque mis caminatas fueron largas, obvio fueron a paso turista, contemplando el paisaje. Y evidentemente por mucho que traté de moverme, fue más lo que me metí por la boca, así que solo es cuestión de hacer las sumas.

Entiendo que de vez en cuando no hay problema si nos damos un gusto. Pero en mi caso, nunca es sólo un gusto. Todavía no aprendo a moderarme, a equilibrar lo que como y si me salgo de mi rutina, todo se me viene abajo.

El drama verdadero es que me costó meses de bastante trabajo bajar esos kilos y me tomó menos de dos semanas volverlos a subir. Así que estoy bastante enojada, porque además ni siquiera puedo decir que lo disfruté al máximo.

Nunca dejé de pensar cosas como "mejor cómete el nopal asado y la carne en lugar del tamal y tanto mole", "quítale lo capeado al chile", "sólo prueba el pastel, pero no te comas todo", "no comiste verduras en el desayuno ni a medio día, come ensalada grande en el buffet antes de cualquier otra cosa".

 El problema es que sólo lo pensaba, pero no lo hacía y luego me daba remordimiento porque sabía que me traería consecuencias, pero al mismo tiempo no podía dejar de comer...

En fin. Ya estoy otra vez apuntando, calculando, midiendo, pesando, dando prioridad a las verduras, retomando el ejercicio, porque ya ni llorar es bueno.



viernes, 13 de septiembre de 2013

Plan para no quedar con la piel colgada tras bajar de peso, primera parte

Sospecho que a veces hago las cosas por los motivos equivocados. Pero bueno, lo importante es que ya estoy "moviendo el trasero" como me pidió alguna vez una súper preparada pero rudísima nutrióloga que consulté hace unos años, a la que terminé dejando precisamente por eso.

Lo que me hizo decidirme a hacer ejercicio no fue nada más que la vanidad. A estas alturas, cada día me cuesta menos trabajo creer que mi baja de peso va a ser definitiva. Pero si hay algo que me persigue en mis pesadillas es quedar como globo desinflado.

Sé que cuando logre bajar 40-45  kilos será imposible que la piel quede perfecta y en su lugar. Seguro tendré estrías y el pellejo me quedará colgado. Pero creo que hay cosas que puedo hacer para tratar de quedar lo mejor posible.

Y aquí es donde entra el ejercicio. Después de buscar información, leer testimonios de personas que bajaron mucho de peso (como el caso de Jazmín, quien bajó 80 kilos y ahora hasta corredora es) y preguntarle directamente a una de mis amigas que bajó 22 kilos y los brazos y el estómago le quedaron casi perfectos, llegué a varias conclusiones que les iré compartiendo en estos días. La primera aquí les va:

1.- Es imprescindible hacer ejercicios de fuerza

Para alguien como yo, que lloraba de cansancio después de caminar un par de kilómetros de corrido, el hacer ejercicios de fuerza es un salto cuántico.

Resulta que son las pesas, sentadillas, abdominales, lagartijas (todo lo más horrible) lo que más ayuda a que se vayan reafirmando los tejidos.

Obvio que en este momento de mi vida no puedo hacer ni una sentadilla completa, las únicas abdominales que me salen son las de "bicicleta acostada" y las lagartijas ni siquiera las contemplo en mi mente.

¿Qué es lo que yo hago? como principiante y como hago siempre que tengo dudas, acudo a los expertos. Mi psicóloga me recomendó que fuera a un gimnasio tipo Curves, en donde combinan ejercicio cardiovascular con aparatos con resistencia hidráulica para hacer ejercicios de fuerza. Das dos vueltas al circuito de aparatos, luego unos estiramientos y ya están tus 30 minutos de ejercicio.

El primer día les dije que era 1000% sedentaria, que tenía años sin hacer actividad física y que además, la última vez que fui a un gimnasio lo único que conseguí fue que me dolieran las rodillas. Aquí la clave fue ser sincera y decirles qué era lo que yo necesitaba.

La instructora adecuó la rutina de cardio para mí. Eso sí, los aparatos de fuerza no me los perdona para nada.
Este aparato que luce tan inofensivo es el que más trabajo me cuesta.

Después de 10 minutos ya quiero llorar, ya estoy sudando como maldito marrano y en lo único que pienso es en tirarme al piso.

Pero cada vez que quiero mandar a la instructora a la fregada con sus gritos de "CONTRAE EL ABDOMEN" pienso en:


Ella es Brooke. Una chava súper dulce que bajó 80 kilos con Weight Watchers, sólo cuidando su alimentación y ejercitándose. No tiene ningún reparo en ponerse bikini porque dice se lo merece por todo el empeño que puso para bajar de peso. Y a pesar de que hizo y hace ejercicio, su piel está así. Y si ella, siendo constante quedó así, ¿qué puedo esperar si me tiro a la flojera?.

Así que pienso en ella y entonces "CONTRAIGO  EL ABDOMEN".

El plan B para no tener la piel colgada después de bajar de peso es la cirugía plástica. Pero yo quiero evitar esa opción todo lo que pueda. Nunca me he sometido a ninguna cirugía y hacerlo por vanidad no me apetece.

Además, aún no he decidido si quiero tener o no hijos, así que necesito mi piel naturalita para que haya espacio para el embarazo (bueno, aunque 10 kilos más por un embarazo no se comparan con los 40 que ando cargando ahorita).

Apenas llevo dos semanas en el gimnasio. Es poco tiempo, lo sé. Y lo vivo como una tortura. Me han dicho que busque algún ejercicio que me guste, pero la verdad es que en este momento, a todo le encuentro peros.

 

 
 
Pero a mí que me dejen comerme mi torta a gusto. Si la planeo dentro de mi asignación de puntos, claro que la puedo incluir.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Mis otros apoyos para bajar de peso


Soy un caso difícil porque, dejando de lado el síndrome metabólico y los ovarios poliquísticos que padezco, me cuesta mucho trabajo apegarme a los programas de baja de peso, como ya les he explicado en este texto y en este otro.
"Chicas que se comen sus sentimientos" o la risa como catarsis.

Una nutrióloga muy buena me dijo, después de varias consultas en donde no sólo no bajaba, sino que subía de peso, que ella no podía ayudarme todo lo que yo necesitaba, pues mientras no trabajara en los motivos por los que no podía dejar de comer aún sabiendo que me hacía daño, no iban a lograr un avance en la pérdida de peso.

Me pidió que buscara alguna terapia, psicólogo, relacionado con transtornos de alimentación y ella se comprometió a buscar otras opciones y sugerirmelas. Quedamos en vernos una vez más para hablar de esas opciones y empatarlo con el plan de alimentación.

Sentí muy feo, como si me estuviera cortando, ella no quisiera seguir tratando conmigo. Me sentí tan mal, que ya no quise regresar con ella. Una semana después, ya estaba en Weight Watchers otra vez.
Ya antes había considerado la posibilidad de buscar ayuda psicológica, pues era lo único que no había intentado (además de la cirugía de bypass gástrico, que estoy determinada a no hacérmela) para bajar de peso, pero sentía que mi caso ni era para tanto.

Pero obvio yo no soy especialista en transtornos de alimentación ni en obesidad ni nada, así que aunque sea doloroso, es necesario enfrentar la verdad y confiar en lo que los especialistas nos dicen.

Si no, ¿qué caso tiene que busque mil especialistas si al final voy a terminar haciendo únicamente lo que me da la gana?

En esos días recordé un testimonio que había leído sobre una chica que bajó 80 kilos en poco menos de dos años, únicamente con plan de alimentación y ejercicio.


Y recordé que mencionó que durante el proceso cambió muchas veces de nutriólogo y gimnasio, pero lo que nunca dejó fue la terapia, pues desde su cabeza se originó el cambio más grande e importante para lograr su baja de peso. Pueden leer la historia de Jazmín Islas aquí, aquí y aquí. También tiene un blog.

Un día en facebook me apareció de sugerencia un perfil de una psicóloga bariatra. Sin conocerla, sin saber nada de ella, le mandé un mensaje y le pedí los datos de su consultorio. Era miércoles y al siguiente sábado ya estaba teniendo mi primera sesión con ella.

Le expliqué todo lo que había hecho durante toda mi vida adulta para tratar de bajar de peso, de las dietas, pastillas, productos milagro que había probado. Le dije sobre Weight Watchers y aunque ella prefería que la terapia la empatáramos con la nutrióloga con la que ella hace mancuerna, aceptó que yo siguiera en Weight Watchers.

Yo no quería dejar el programa porque las reuniones semanales y el método de apuntar todo lo que como me ayuda a tener control sobre lo que como. Ya llevo dos meses con ella, y resulta que desde que voy a consulta, por fin he comenzado a bajar de peso.

Mi primera tarea consistió en llevar un diario de alimentos, incluyendo los horarios en que me despertaba y dormía y cuando ingería cualquier comida.

Y aunque ya llevaba un buen rato llevando mi diario de alimentos de Weight Watchers y creía que, respecto a la alimentación, hacía casi todo muy bien, con ella descubrí que no era así.

No estaba incluyendo suficientes vegetales en mi dieta y pasaba mucho tiempo sin comer en las tardes-noches. Además siempre terminaba prefiriendo las harinas sobre cualquier otra comida y casi nunca comía fruta. También descubrí con ella es que estaba deshidratada y que dejaba pasar más de una hora por las mañanas antes de desayunar.

Por eso me gusta mi terapia con ella, porque antes de pasar a rascar en los traumas de mi infancia y chillar y todo eso, nos enfocamos en mi conducta, en lo que hago y no hago. Me sugiere acciones concretas para corregirlo y cada sesión me deja una "tarea". En estas semanas me he aplicado a corregir esas cosas que aunque eran obvias y en el fondo yo ya las sabía, pues las seguía dejando pasar.
Y sí, ya estoy bajando de peso y sí, me siento mejor.

¡Ya hasta estoy haciendo ejercicio! y eso es algo que sinceramente yo no creía posible.

Lo de hurgar en las heridas vendrá después, ya que mi relación destructiva con la comida ahí sigue. Y llegaremos a esa confrontación a su tiempo.

lunes, 9 de septiembre de 2013

¡Por fin buenos resultados! más de mis avances en Weight Watchers

Hace unas semanas les contaba cómo yo creía que nunca iba vivir el día en el que la báscula me marcara dos kilos menos en una semana.  Pues resulta que eso no es verdad
El domingo fui a mi reunión de Weight Watchers. Usualmente iba los lunes, pero cambié el día porque ahora quiero hacer ejercicio cinco días a la semana en lugar de tres, e ir a la reunión entre semana me dejaba sin tiempo los lunes.
Y mi gran sorpresa fue que la báscula marcó -2.200 kilos. Eso es bastante para una semana, ya que lo recomendado es bajar de 500 gramos a un kilo.
La verdad es que no me asusta, porque la semana anterior la báscula me marcó +600 gramos, pero yo estoy segura de que fue porque tenía unos problemillas estomacales (no había podido ir al baño) y había tomado bastante agua, como 750 ml, antes de subirme a la báscula.
Estoy segura de que esa cifra refleja mis esfuerzos de las semanas anteriores, en las que hice ejercicio, comí más verduras y tomé suficiente agua, además de tratar de hacer mejores elecciones en la comida en general.
Ahora, tampoco echo las campanas al vuelo. Sé que esto es un proceso y que la constancia es la clave. Pero tampoco puedo negarles que me sentí muy, muy feliz de que por fin me dieran mis estrellitas azules, ya que no habían dado ninguna aunque se supone que por cada dos kilos perdidos, no importa que sean acumulados, te toca una estampa de estrella azul para celebrarlo.


Obvio estoy súper motivada de darme cuenta de que mis cambios me han dado buenos resultados y aunque no espero bajar dos kilos cada semana, no pienso ceder.
El resto del mes serán semanas con grandes retos, en primer lugar, porque se celebrará la Independencia de México y tendré dos reuniones en donde habrá pozole y otra con antojitos como quesadillas, sopes y pambazos, además de postres.
Y después de eso, será mi cumpleaños y el de mi hermano, y aunque ya les pedí a mis amigos del trabajo que por favor no me compren pastel, en mi casa sí habrá y mi amorcito quiere llevarme a cenar a un restaurante italiano. Yo ya le pedí que mejor me lleve al Nevado de Toluca, a ver qué tanto aguantamos una caminata y que de regalo me dé el monitor para ejercicio del que les escribí acá o unos tenis.
  El año pasado estuve un mes completo comiendo pasteles hasta dos veces por semana con este maratón de festejos, con todas las consecuencias en kilos extra y no quiero repetir esa experiencia.

Este blog no es auspiciado de ninguna manera por las marcas sobre las que aquí se opina o por Weight Watchers México. Los escritos representan únicamente la experiencia de la autora y no sustituyen una consulta con un profesional de la salud.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Para siempre es mucho. Cómo voy construyendo mis nuevos hábitos saludables


Uno de los motivos por los que suelo (solía) fracasar en mis intentos para bajar de peso es que la idea de que NUNCA más iba a volver a comer lo que más me gusta me da pánico.
Todos sabemos que para que la pérdida de peso se efectiva, es necesario cambiar de raíz los hábitos de alimentación y hacer ejercicio. No hay de otra.
A mí me ha costado mucho trabajo meterme esa idea en la cabeza, entenderla y hacerla propia. Hasta hace algunos meses, vivía creyendo que si hacía una dieta rigurosa un tiempo, después tendría la "libertad" de comer todo lo que yo quisiera y estar aplasta o echada todo el día.


Ya entendí, porque la experiencia me lo ha enseñado, que las dietas restrictivas no funcionan y a largo plazo son peores, porque promueven el horrible efecto rebote que es una de las cosas que me han llevado a tener tantos kilos de más.
Cuando comienzas un plan para bajar de peso recomiendan hacer modificaciones en lo que comemos y hacemos poco a poco, porque si cambiamos todo de golpe, puede ser tan traumático que volvamos con peores ansias a nuestros malos hábitos.
Lo malo es que yo me excedo en hacer las cosas despacio.
En tiempo, me ha tomado unos dos años. En dinero, lo invertido en mis reuniones de Weight Watchers más  lo de las consultas con una nutrióloga y con una psicóloga.
Y lo que he logrado es llevar un diario de lo que como (para darme cuenta de qué y cuánto como), dormir un poco más, caminar un poco más, tratar de incluir verduras y frutas en todas mis comidas.
En kilos o tallas, la verdad es que prácticamente nada ha cambiado, sigo pesando más o menos lo mismo y usando la misma ropa.
Sé que esto no es magia y que la mayor parte del año me la pasé entre pozoles, pasteles, helados, hamburguesas, televisión y desveladas y que es desde hace poco, un par de meses, que los cambios en mis hábitos son constantes.
1.- Trato de dormirme temprano y despertarme siempre a la misma hora. Claro que me encanta desvelarme, pero dormir es importantísimo porque es cuando el cuerpo se regenera.
2.- Intento comer suficientes vegetales y un poco más controlado, más frutas. Hubo meses en los que no probaba ni un pedazo de fruta y semanas en los que no comía nada de verduras. Ahora comienzo mi desayuno con licuado de nopal con piña. A veces le pongo espinaca, cilantro, perejil, jengibre,
manzana. Así me aseguro de comer verduras en el desayuno.
3.- Trato de comer entre comidas. Es importantísimo no pasar más de 3 0 4 horas sin comer, como bebés.   Me han explicado que después de ese tiempo, el metabolismo del cuerpo entra a modo "reserva", por lo que si pasamos mucho tiempo sin alimento, lo siguiente que comamos se guardará en lugar de quemarlo, porque el cuerpo tiene miedo de que lo dejemos sin comida. Y se guarda en grasa.
4.- Trato de que lo que coma entre comidas sea saludable.
5.- Busco agarrarle el gusto a alimentos que no me agradan mucho. Calabazas, pepino, pollo, pescado,  papaya no me gustan mucho, pero los como.
6.- Me muevo más. Trato de caminar diario e incluso ya llevo varios días haciendo ejercicio en un gimnasio. Es caro y también es engorroso y cansado. Odio sudar. Odio que me duela el cuerpo. Pero odio más ya no poder bailar toda la noche sin cansarme o no poder seguirle el paso a mi marido en una caminata.
7.- Intento tomar más agua. Afortunadamente los refrescos nunca me han gustado, pero en los últimos años el beber agua simple se me ha vuelto engorroso. Las últimas cuatro veces que me midieron niveles de grasa, salió que estoy deshidratada. Así que a beber.
Y hacer esto siempre, y para siempre, es una idea que me sigue agobiando. Es una lata salir del trabajo, ir al gimnasio, regresar a la casa a ver qué voy a cenar y comer al día siguiente, lavar y llenar los trastes en los que me voy a llevar mi comida, pelar verduras, hacer licuados.
Es una lata salir todos los días con una bolsa pesada cargando desayuno, comida, snacks, agua, licuado y además la ropa para el ejercicio.
Además a esto hay que sumar que cada cuatro horas tengo que aplicarme bloqueador solar...
Y yo que soy tan floja. Por eso trato de vivirlo un día a la vez y a veces, hasta por horas.

lunes, 2 de septiembre de 2013

La harina me hace caer

Maldita harina. Es mi criptonita. Puedo estar semanas sin comer nada de harina blanca y no hay problema. Sigo enfocada y apegada en el plan de alimentación, pero si llegó a meter aunque sea un pedacito de ese sabroso veneno, se desata en mí una especie de reacción en cadena que no puedo detener.

"Si sólo pruebo un poco de la cubierta y puedo parar, significará que por fin tengo el control de la comida..."

Una bola de nieve alimenticia me atrapa. Primero es un pan y al esto ya quiero galletas y luego un pan de dulce y luego un bolillo y así hasta que me vuelvo a subir a una báscula y me doy cuenta del daño hecho.
Siempre dicen que en una buena alimentación ningún alimento está prohibido, pero en mi caso comer pan blanco o algo preparado con harina blanca es algo que no puedo controlar, por lo que para mí, sí está prohibido.

Tan inofensivos que se ven....

 
Sí. No tengo control y me pongo como Lisa Simpson cuando come pastel. Aquí les dejo el capítulo completo, con el que yo siento que me robaron mi vida.
 


miércoles, 28 de agosto de 2013

Descifra cómo Weight Watchers calcula el valor en puntos de los alimentos


Creo que ya todos nos dimos cuenta que entre más alto en fibra y proteína es un alimento y cuanto menos hidratos de carbono y grasa tenga un alimento, el valor en puntos de los alimentos será menor.
 
Pero, ¿de dónde sale el numerito?
Siempre creí que necesitaba tener las habilidades matemáticas de Alberto Coto para poder descubrir cuáles y cuántas operaciones matemáticas había que hacer para determinar que una rebanada de pan vale dos puntos.

Pero no. El omnipresente y todopoderoso Google siempre tiene la respuesta si tienes paciencia. Resulta que me topé con el blog de una chica que creo es de Chile; ella tiene una entrada en donde explica cómo se calculan tanto los puntos que tienes que comer diario como el valor de los alimentos.

Y la fórmula codiciada que calcula el valor en puntos de los alimentos es:

(valor de las proteínas / 10.94) + (valor de hidratos de carbono/9.17) + (valor de las grasas/3.89) – (valor de la fibra/12.49) = puntos plus


Para comprobar la fórmula, decidí calcular el valor en puntos plus de un brownie de chocolate de la marca Fiber One, harto ricos y conocidísimos porque cada uno sólo vale dos puntos…o al menos eso creía yo.

Esta es la información nutrimental del brownie

 

Y al hacer los cálculos, me salió esto

.0914+1.9629+.7712-.400 = 2.4255

 
Y me di cuenta que la calculadora de Weight Watchers redondea los resultados: menos de .5 lo deja en el valor inmediato más bajo, en este caso 2, y arriba o igual de .5, sube al dígito siguiente.

Y también comprendí la importancia de calcular siempre el valor total de las porciones que vas a comer. Esto ya lo había visto publicado por ahí, pero no le había dado mucha importancia. Resulta lógico creer que si te comes dos brownies tendrías que contabilizar cuatro puntos, ya que cada uno vale dos. Pero la cosa no es así. Si ingresas a la calculadora de Weight Watchers la información nutrimental de dos brownies, el valor en puntos plus que arroja es 5, porque redondea el resultado, que en este caso, sería de 4.8 y como en WW no hay medios puntos, pues lo tienen que contabilizar en 5.

Eso significa que cuando me comí dos brownies seguidos y conté cuatro puntos, me estaba perdonando un punto. Eso quizá no sea grave para las personas que no se comen los 49 puntos de la asignación semanal, pero para quienes los utilizamos TODOS, ese punto extra, más otros que hayamos dejado de contar por situaciones parecidas, puede representar el no bajar nada.
Y si por mí fuera, el chocolate y sus derivados serían alimentos de 0 puntos, sobre todo si siguiera la siguiente lógica.
 

Este blog no es patrocinado ni auspiciado de ninguna manera por las marcas sobre las que aquí se opina o por Weight Watchers México. Los escritos representan únicamente la experiencia de la autora y no sustituyen una consulta con un profesional de la salud.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Mis avances, varios meses después

La verdad es que no estoy bajando de peso. Recientemente me enteré del caso de una mujer que en enero pesaba lo mismo que yo cuando regresé a Weigth Watchers, también a inicios de este año .
Ella ya logró bajar 40 kilos y eso que es mamá de cuatro niños.

En el mismo tiempo, yo he bajado un total de DOS kilos.

Obviamente, la constancia de ella y su apego al programa han sido muy distintos. Yo lo dejé otra vez en febrero y regresé otra vez el 13 junio. En ese tiempo recuperé lo poco que había bajado, pero por lo menos no subí mas.

Pero una de las cosas que he aprendido en las últimas semanas y sigo aprendiendo, es a tratar de comprenderme y a no comparar mi proceso con el de los demás.
Aplaudo a la chica que logró bajar los 40 kilos, es un gran mérito,(aún le faltan unos cuantos, pero para mí, esos ya serían más que suficientes) pero también entiendo que mi historia y batalla contra la obesidad es distinta.
Lo que me ha llevado hasta este punto es la suma de la desinformación con las malas decisiones. Las depresiones, la vida laboral llena de stress, la vida sedentaria, la adicción a las harinas y azúcares y un poquito de genética...todo eso se me acumula en la enorme carga de 40 kilos de más.

Y aunque esta semana no bajé ni un gramo, no me siento frustrada ni enojada, porque estoy en el proceso de entender por qué hago las cosas: por qué voy y vuelvo, subo y bajo y vuelvo a subir y termino comiendo siempre aquello que me juro no volver a tocar.

Además, en estas dos semanas he logrado cosas que no creí posibles: me reconcilié con la sopa de verduras y con los pepinos y mi consumo diario de puntos es muy apegado a mi objetivo diario.

Terminé odiando la sopa de verduras, el consomé de pollo, el pollo hervido, el atún de lata con limón y a los pepinos debido a que por las dietas tan restrictivas que intenté durante años, era lo único que comía durante semanas.

El olor del pollo hirviéndose o del consomé de pollo caliente es algo que aún puede provocarme arcadas. Para mí, es simplemente asqueroso, y como la sopa de verduras es preparada con caldo de pollo, pues tampoco la comía.

Pero desde hace un par de semanas llevo comiendo sopa de verduras varios días consecutivos y no pasó nada. No vomité e incluso, últimamente ya la disfruto. Resulta que el sabor no es desagradable, como mi mente lo recordaba y que me ayuda a sentirme saciada durante más tiempo. Además, me ayuda a comer más verduras, lo que tengo que hacer porque mi médico dice que no bajo de peso porque no como verduras.

Hace ya un rato que cambié mi gustado sándwich de media mañana por verduras. Comencé con zanahorias, que es de los vegetales que más me gustan y además son prácticas para comer, porque no hay que pelarlas, sólo se lavan y ya. Y la verdad es que yo compro zanahorias baby listas para comer, lo que es aún más rápido y fácil.

Aún así, entiendo que es importante variar la comida, así que hace un par de semana decidí intentar con pepino. Me resistía porque NO SE ME ANTOJA por lo frío e insípido. Pero también estoy aprendiendo a comer lo que necesito y no únicamente por GUSTO y el pepino es algo que me hace bien, así que me lo metí a la boca, con un poco de chile piquín y ME ENCANTÓ. Así que pepino, perdóname por haberte abandonado, nunca más te voy a dejar ir.

 Y el  no comer más allá de mis 35 puntos diario es algo que es un paso muy grande para mí, porque hasta antes de estas semanas, siempre me pasaba entre cinco y 10 puntos diarios de lunes a viernes y batallaba horrores los fines de semana para hacer rendir lo poco que me quedaba de mi asignación semanal extra de 49 puntos. Obvio, por eso no bajaba e incluso algunas semanas subía unos gramos.

Así que no me angustio si la báscula no estuvo a mi favor esta semana. Me da gusto que haya quien baje de dos o tres kilos por sesión, pero ya acepté que quizá no será nunca mi caso. Cuando tomé la decisión de bajar de peso y dejar de ser obesa para siempre, sabía que me tomaría tiempo, y lo acepto.
Sé que tengo muchas lecciones por aprender y comprender y lo que me motiva a seguir es darme cuenta cómo sí voy cambiando poco a poco.

Por último, les comparto algo muy privado: lo que he estado comiendo los últimos tres días.
 
 


lunes, 19 de agosto de 2013

Lo que no me gusta de Weight Watchers México

Estoy en general satisfecha con el programa y aunque mi psicóloga bariatra me recomendó seguir un plan de alimentación más controlado, con una nutrióloga, le dije que yo prefería seguir con WW aunque los resultados fueran más lentos y no creo dejarlo en mucho tiempo.
Pero eso no significa que no existan cosas que creo yo, se pueden mejorar.

  • LAS HERRAMIENTAS DIGITALES DISPONIBLES EN MÉXICO
A los socios de México no nos dan todas las herramientas que tiene Weight Watchers  en otros países
Fue hasta mediados de 2012 que mejoraron la página web de WW México. La anterior (lástima que nunca saqué una impresión de pantalla) parecía prófuga de l991.
La página de Estados Unidos tiene herramientas súper útiles como un constructor de recetas, en el que ingresas los ingredientes, las cantidades y te da el valor en puntos plus del platillo.
Tienen varios blogs, algunos de socios que ya lograron su meta, otros de los que están en el proceso y antes estaba hasta el de la mismísima Jeniffer Hudson, la vocera de WW EU.
En EU tienen muchísimas recetas separadas por tipo de comida e ingredientes, mientras que en la de México sólo hay 38 en total al día de hoy.
Mientras que en la página de Weight Watchers de EU puedes leer cada semana nuevos testimonios de personas que llegaron a su peso ideal, en la de México, hasta mediados de 2012, siempre estaban las mismas historias.
Actualmente ya hay más testimonios, hasta con una entrevista en video, pero siguen sin renovarlos con frecuencia. ¿Acaso no hay más historias de éxito?
Tampoco existe una APP oficial del programa, mientras que en otros países sí existe. Esto sí que está mal, pues cada vez son más las personas que tienen acceso a un Smartphone en México y seguramente casi todos los socios cuentan con uno.
Todas las herramientas digitales disponibles en EU, son gratis para las socias que pagan un pase mensual, que cuenta 9.92 pesos por semana, unos 128.96 pesos.
En México, la sesión cuesta 110 pesos a la semana, unos 8.46 dólares, y lo único que te dan es el WW semanal, porque a partir de este año, ya no reparten diarios de alimentos. El acceso a la página de internet es para todo público.

  • EL MANEJO DE SUS REDES SOCIALES
Las redes sociales de Weigth Watchers México también se lanzaron a mediados de 2012. La verdad es que no suelen responder rápidamente a las dudas de los socios. Por lo menos, esa ha sido mi experiencia. Además sueles postear tanto en FB como en Twitter la misma información que viene en el Weight Watcchers semanal. por lo que me hacen pensar que si no los sigo, quizá no me pierda de mucho. Además es exactamente lo mismo lo que postean en las diferentes redes sociales.
¿Qué me gustaría? contenido que refuerce lo que vimos en las reuniones, pero que sea distinto al que viene el WW semanal.  Que respondieran con más rapidez y precisión a lo que se les pregunta. Que interactuaran más y mejor.

  • LOS PRODUCTOS DISPONIBLES EN MÉXICO
Al igual que con las herramientas digitales, en Estados Unidos hay muchísimos más productos, como smoothies, queso, gelatinas, por mencionar sólo algunos.
Y otro detalle es que no hay la misma disponibilidad de productos en todas las reuniones. Entiendo que esto puede obedecer a cuestiones de demanda, pero aún así, en mi reunión, han pasado semanas sin que esté disponible el producto que está en oferta. ¿Para qué anuncian una oferta si no van a vender el producto?
 
Y bueno, esto es lo que creo que se podría mejorar ¿ustedes, qué piensan?

miércoles, 14 de agosto de 2013

Lista del supermercado para la dieta, renovada

En esta etapa de mi "dieta" estoy más concentrada en comer más verduras y menos harinas y azúcares. Un médico me dijo una vez que una de la razones por las que no bajaba de peso era que, aunque la cantidad de comida estaba limitada, casi todo lo que me  metía a la boca eran harinas, azúcar y proteínas y casi nada de verdura.

Además, algo que repiten frecuentemente en Weight Watchers es que debemos comer al menos cinco porciones de verduras y frutas al día y me di cuenta que había semanas en las que yo solo comía vegetales una vez al día.

Así que para reparar este error, tuve que rediseñar mi lista para el supermercado y quedó así:

  • Verduras para mi ensalada básica:
El principal acompañamiento para la comida y a veces también para el desayuno y la cena es una mezcla de jitomate, cebolla, aguacate y lechuga lista para comer proveniente de una bolsa.
  • Ingredientes para mi jugo verde
Comencé a tomar este jugo para incluir más vegetales en mi dieta diaria. Llevo poco tiempo tomándolo, pero he sentido cambios interesantes. El principal, es que mi nivel de hambre bajó dramáticamente.  Lo preparo con nopal, piña, cilantro y a veces le pongo un poco de pepino y un pedacito de jengibre. No se dejen asustar por la baba del nopal. Si se bate por bastante tiempo en la licuadora, el jugo no queda nada baboso. Eso sí, el chiste es beberlo sin colar, para conservar la fibra y que siga siendo un alimento de cero puntos.

  • Tortillas de nopal y tortitas de arroz integral para el desayuno y la cena
He tratado de disminuir al mínimo el consumo de harina de trigo y les cuento porqué.  En uno de mis miles de intentos por bajar de peso, acudí a una clínica al poniente del DF a la que van celebridades como Lupita Jones. En ese lugar trabajan nutriólogos, endocrinólogos y psicólogos.
Al menos dos de mis amigos han logrado bajar de peso, entre 10 y 25 kilos, acudiendo con una nutrióloga de esa clínica, así que en la primera etapa que me aburrí de Weight Watchers y estaba cansada de ya no bajar de peso, decidí ir.
A todos les dan una dieta muy similar, en donde quitan todos los lácteos y el trigo, lo que puede ser un verdadero drama para los que sentimos que no podemos vivir sin leche, queso o pan.
El objetivo de esto es ayudar a que el proceso de desinflamación del cuerpo sea más rápido, ya que tanto la leche como el trigo tienden a inflamar a la mayoría de las personas. Yo en particular siento muchas agruras cada vez que como una rebanada de pan blanco o si tomo demasiados capuchinos por muy light o deslactosados que sean.
Y bueno, yo fracasé estrepitosamente con la dieta de ése lugar. Todo el tiempo sentía que moría de hambre y tardé poco, muy poco, en volver a los atracones. Fui cuando decidí regresas a WW.
El caso es que, además de que tienen menos puntos, tanto las tortillas de nopal como las tortitas de arroz son, obviamente, libres de trigo; además de que tienen buen sabor y consistencia y cada pieza vale un puntito.

  • Queso y pavo para mis sincronizadas mañaneras y nocturnas
Ya les había mencionado en otro post que mi actual desayuno favorito es sincronizada de pechuga de pavo y queso y trato de limitar el consumo del lácteo a una sola ración al día, por aquello de las inflamaciones. Primero me la comía de tortilla de harina integral, luego de tortilla de maíz y ahora lo hago con dos tortillas de nopal. Si no me apetece la tortilla, me como dos tortitas de arroz integral. Además hay que agregarle su puñito de ensalada.

  • Almendras y arándanos como snack
Amo las almendras, el que tengan tanta fibra, proteína y grasas buenas, que sean saciantes y sabrosas. A veces las combino con 1/4 de taza de arándanos y tengo una botana un poco alta en puntos (6) pero eso sí, nutritiva y muy, muy rica.
Los arándanos, además de que me gusta el sabor, se supone que son bactericidas y ayudan a prevenir las infecciones en las vías urinarias.

  • Jengibre y canela para mis tés
Amo el té verde, y el té verde de sabores como mango, limón, frutos rojos, vainilla, pues más. Pero también me han recomendado no tomarlo, pues es vasodilatador y eso hace que empeore la rosácea de mi cara.
Así que he cambiado por el té de canela, que se supone es bueno para reducir los niveles de colesterol en la sangre y por jengibre, del que se dice, también es un desinflamante natural.

  • Surimi
Aunque está hecho con retazos de pescado, es una de las proteínas más magras que podemos consumir, es bajo en puntos y revuelto con cebolla y limón sabe bastante rico. Para la cena funcioa muy bien.

La verdad es que no compro tantas cosas en el super, debido a que la comida del medio día, tanto mi esposo como yo, la hacemos en la calle y  los dos ya hemos encontrado, en nuestros respectivos trabajos, quién nos prepare algo que nos convenga.

Y lo bueno de agregar más verduras a mi alimentación es que ahora ya estoy viendo un poco más de movimiento en la báscula, duermo mejor y la piel la siento mejor. Así que a seguirle.

jueves, 8 de agosto de 2013

Chilaquiles de Sanborn's, cuánto valen en puntos plus


Una de mis comidas favoritas son los chilaquiles. Desafortunadamente son muy altos en puntos plus, pues tienen muchas tortillas fritas, además del queso y la crema, y si contemplamos la carne, pues la cuenta sigue.

 Si son preparados en casa, puede que la cosa sea más o menos controlable, pero si son de restaurante, el asunto se torna un poco más complicado.

Según mi estimación, el valor de un plato en puntos de un plato de chilaquiles de un restaurante como Sanborn's es de 38 puntos.


Según yo, son aproximadamente una taza y media de chilaquiles. Una nutrióloga me explicó una vez que para media taza de chilaquiles se utilizan mínimo tres tortillas (yo nunca los he preparado, pero partiendo de eso, hago mi estimación).

Llevamos 18 puntos de puras tortillas (dos puntos por cada una de las nueve que probablemente se utilizaron). Más el aceite, mínimo otros dos puntos; más la crema, otros tres; más el queso derretido,  seis más;  más el pollo, otros tres;  más la salsa, otros dos, porque segurito que está frita...son mínimo unos 33 puntos de los chilaquiles del Sanborns

A esto hay que sumarle el acompañamiento de frijoles refritos (tres puntos) , más los totopos (un puntos más), más la rociadita de queso que le ponen (otro puntito extra).

Hasta aquí ya superamos por mucho la asignación diaria de muchos. La mía, por lo menos sí. Llegué a conocer a un socio que tenía 50 puntos de asignación diaria, así que quizá él sí podría incluir este platillo, pero seguramente le costaría trabajo apegarse al plan el resto el resto del día.


Ni se te ocurra comerte los bolillos tostados con mantequilla que mandan para acompañarlos, pues te estarán metiendo otros ocho puntos nomás de gratis.

Y si le agregas sustito de crema a tu café, es otro punto más. Y si pediste jugo en lugar de fruta, van otros cinco puntos extra. Y si pellizcaste un pan de dulce, pues otros cinco, porque en promedio, cada pan de dulce vale unos 10 puntos.

Yo, he de confesar que sí llegué a comerme todo el plato completo, con frijoles, totopos, los bolillos con mantequilla, la fruta, el café (ese sí, sin azúcar ni crema, jajaja) y medio polvorón. O sea, en una sola sentada, llegué a comerme mínimo unos 48 puntotes. Sin verduras, con harta grasa y harina.

Qué rico, pero peligroso. Al menos, para mí, comer así desata una bola de nieve casi casi imparable. Después de los chilaquiles, seguro se me antojará otra cosa y así hasta el fin.

El reto sería contabilizar este platillo en los 49 puntos extra semanales y el resto, tratar de apegarnos lo más posible al plan, porque yo sí les puedo decir que siempre que me he comido uno de estos platotes, la báscula no ha sido mi amiga.



Este blog no es auspiciado de ninguna manera por las marcas sobre las que aquí se opina o por Weight Watchers México. Los escritos representan únicamente la experiencia de la autora.

Ejercicio, lo más difícil para mí. ¿Cómo empezar?

La parte que más me cuesta trabajo del proceso de bajar de peso es el ejercicio. Tras un accidente que sufrí ya hace unos ocho años, mi pierna y tobillos derechos ya nunca fueron los mismos y fue a partir de ahí que me volví casi 100 por ciento sedentaria.
Puedo hacer caminatas largas y me siento bien, pero en cuanto me empieza a doler el tobillo, pues me detengo, y más porque el dolor puede durarme varios días.
Y entonces de hace un círculo vicioso. Si no me muevo, no bajo de peso y si no bajo de peso, la pierna me duele más y menos me muevo y entonces, menos bajo de peso.


Y cuando no me duele la pierna, entonces hay que vencer lo que más me pesa: la flojera.
Estoy todavía muy lejos de alcanzar el objetivo que recomienda la Organización Mundial de la Salud de caminar 10 mil pasos diarios, lo que equivale a unos ocho kilómetros. Estos pasos se cuentan desde que te levantas hasta que te acuestas, pero aún así, es bastantito.
Sin embargo, en un buen día sí puedo alcanzar unos ocho mil pasos, por lo regular en fines de semana, que salgo a pasear.
Obviamente mi objetivo es moverme más y ya que me sienta más ligera, lo suficiente para que no me duela la pierna, planeo hacer ejercicio más en forma, incluyendo pesas, para reafirmar lo que se pueda y tratar de evitar la cirugía plástica para que me corten lo que sobre del traje.
Para contabilizar los pasos que doy he probado varias cosas.

Podómetro de Weight Watchers
Me gusta porque te da el equivalente en puntos de la actividad que has realizado. Lo malo, es que el mío me duró poco. No sé si salió defectuoso, pero el que yo compré empezó a fallar casi luego luego.
Nunca pude utilizarlo en la función "all day", porque cuando le ponía pausa para subirme al auto o al transporte público, se quedaba trabado, así que sólo lo utilizaba para contabilizar mis pasos en caminatas específicas.

Sin embargo, una de las líderes de reunión a la que he asistido sí usa el podómetro en modo "all day" sin ningún problema. Ella nunca lo pone en pausa y simplemente descuenta los pasos extra que le marca al subirse a un transporte, pero para mí eso no funcionaba.
Reconozco que fue un buen incentivo para aumentar el número de pasos que daba en el día y tratar de moverme más entre semana. Con este primer podómetro sí logré alcanzar más días la meta de los 10 mil pasos, hasta que una fiesta, una niña que jugaba cerca de mí se cayó, se derramó y me dió tremendo patadón...en mi ya mal trecho tobillo derecho, hace más de un año.
Me dolió muchísimo por mucho tiempo, así que le bajé a la cantidad de pasos que caminaba y desde entonces no he podido retomar ese ritmo.

Podómetro Sporline
Compré este podómetro porque quería uno distinto al de WW, que me durara más, aunque no me contara los puntos obtenidos por actividad.
Lo compré con descuento en Deportes Martí, me costó unos 180 pesos. Me gustó el tamaño, que es muy ligero y que tiene un clip que se sujeta perfectamente en el pantalón.

Y aquí les digo: nunca compren algo si tienen prisa. No me fijé que no mide ni distancia recorrida ni tiempo de ejercicio y que tampoco se puede guarda nada de información.
Otra cosa que no me gusta es que el botón de reset es muy sensible, se apachurra de cualquier cosa, por lo que se borran con facilidad los avances y en realidad nunca he podido llevar la cuenta de cuántos pasos hago en el día.

Runtastic Pedometer para iPhone
Este contador de pasos me gusta mucho. Es una app gratuita para iPhone que cuenta pasos, mide la distancia recorrida, velocidad a la que vas, tiempo de ejercicio. La versión de paga también mide las calorías quemadas y la frecuencia de pasos, pero dado que en este momento cuento puntos y no calorías, me quedo con la versión gratuita.
Puedes ponerlo en pausa siempre que te detengas y continuar con misma la caminata después y almacena cada sesión de caminata y puedes agregar datos como tipo de suelo en el que te ejercitaste, clima y estado ánimo con el que terminaste.
El punto en contra es que consume bastante pila del iPhone, por lo que tampoco puedo usarlo para medir todos los pasos que doy en un día.
Y a continuación, les presento el monitor de mis sueños:

Caloriscan de Omron
Cuenta los pasos de ejercicio, los pasos diarios totales, calorías quemadas y ¡grasa quemada! y tiene memoria para guardar siete días de actividad. Hay en colores rojo, blanco y dorado.
Lo malo es que es un poquito difícil de conseguir. Por el momento solo se puede comprar directamente con Omron México y cuesta unos 1,200 pesos. Se supone que la pila tiene una vida de seis meses si lo usas todo el día todos los días.

Este monitor lo pedí como regalo de cumpleaños, pues me parece un aparato excelente para medir cuánto hago de ejercicio y cuánto más necesito hacer para realmente quemar grasa, que al final, es lo que verdaderamente necesito.
"¡Es tan esponjoso que voy a morir!"

Por lo pronto, el primer paso es moverme más. En eso estoy.

Este blog no es auspiciado de ninguna manera por las marcas sobre las que aquí se opina o por Weight Watchers México. Los escritos representan únicamente la experiencia de la autora y no sustituyen una consulta con un profesional.

martes, 18 de junio de 2013

Manual para el éxito para bajar de peso con Weight Watchers

Hace un par de meses me compré el Kit de luxe 360° de Weigth Watchers. Este kit me costó unos 500 pesos y contiene un diario para anotar lo que comamos, una calculadora, un flexómetro, un diccionario de alimentos, un recetario de comida mexicana y un "Manual para el éxito".

Yo lo compré, en primer lugar, porque las tazas medidoras de silicón me parecieron muy prácticas para llevar a todos lados y poder medir mis porciones.

He llegado al extremo de llevarlas al cine para comer dos tazas de palomitas  o incluso para medir cuántas tazas de chilaquiles hay en un plato de desayuno de Sanborns.

Pero la verdadera sorpresa que me encontré es el llamado "Manual para el éxito".  A mí, todo lo que suena a librito de autoayuda, me repele inmediatamente, así que no fue sino hasta el pasado jueves que casi por casualidad se me ocurrió abrirlo y comenzar a leer.

Para mi sorpresa, a pesar de ser un texto elaborado por una líder de Weigth Watchers de EU (o sea, no por un nutriólogo, médico o psicólogo), tan solo en el primer capítulo me encontré con algunos ejercicios que, según la dedicación, autocrítica y profundidad con que los hagas, pueden llevar a confrontarte seriamente contigo mismo y con tu compromiso para bajar de peso.

Uno de los primeros ejercicios es dibujarte como te ves actualmente y como quieres llegar a verte. parece sencillo, pero dibujar todo el esplendor de tu sobrepeso u obesidad, según sea el caso, en ante todo, un ejercicio de honestidad y aceptación. ¿Te has mirado de cuerpo completo últimamente?.
Un ejercicio de honestidad que puede no ser placentero.

Y para reforzar esto, en la siguiente hoja te piden colocar una foto impactante del antes de ponerte a dieta. Sí, ésa foto que todos quisiéramos esconder. Y la tienes que pegar en una libreta, para recordar el momento en el que dijiste basta. Obvio también hay un espacio para que coloques otra foto ya que hayas logrado tu objetivo de baja de peso.

Los siguientes ejercicios son enlistar las fortalezas y cualidades que te ayudarán a lograr tu objetivo de baja de peso, monitorear tus medidas, hacer una gráfica con los datos de tus avances, hacer un collage con palabras y frases que te motiven, escribir tu historia de éxito como si ya lo hubieras logrado y una carta relatándote lo que estás haciendo bien para bajar de peso .

Los ejercicios que más me gustaron a mí fueron el collage y escribir mi historia de éxito a futuro. De cierto modo, lo que más trabajo me cuesta, es visualizarme delgada con mi yo actual.
Porque claro que recuerdo lo que es tener un peso saludable y cómo me veía, pero de eso ya pasaron muchos años, por lo menos unos 14 años, y sólo recuerdo una imagen de una yo joven y delgada, con otra vida que no es la que yo tengo ahora. Así que escribir mi historia me ayudó a visualizarme en la actualidad.


Un fragmento de mi collage. El de Bridget Jones está mejor.


Este blog no es auspiciado de ninguna manera por las marcas sobre las que aquí se opina o por Weight Watchers México. Los escritos representan únicamente la experiencia de la autora.

viernes, 14 de junio de 2013

Diario de alimentos, porqué es importante registrar todo lo que comes


 

Apuntar todo lo que comes es de flojera. Eso lo he escuchado en casi todas la reuniones a las que he asistido.  Creo que muchos les recuerdan las planas que les dejaban de tarea en la escuela en los primeros años.

Yo considero que tengo buena memoria. Por el trabajo que tengo, he tenido que entrenarme para tratar de recordar lo más exactamente posible lo que la gente hace y dice, para después escribir sobre ello.  Por eso podría creer que soy perfectamente capaz de recordar qué es lo que comía a lo largo del día, aunque la verdad es que la mente me juega trucos muy engañosos.

Me he dado cuenta que la mayoría de las personas come más de lo que se da cuenta. Una probada de las papas del vecino. La tortilla que le sobró a la compañera. Galletas en la junta. Un chorrito de leche para el café. Más azúcar al agua. Un té helado désos de Fuze Tea, al fin que el té es saludable, ¿no?.

Todos esos “poquitos “cuentan. A veces más de lo que queremos aceptar. Estamos sumando puntos extras que al no anotarlos, se nos olvidarán y después estaremos preguntándonos por qué no bajamos de peso.

Pensamiento que no es plasmado, desaparece. Pero en el caso de los puntos, todo, todito todo, se queda en el cuerpecito. Remember, hips don’t lie.

En mi caso, el apuntar es casi la única manera que tengo para mantenerme en control.  Yo no como por hambre. Como por que puedo y si puedo, como nada más lo que me gusta.

Y lo que más me gusta se llama pan, queso, chocolate, helados. Harinas, grasas y azúcares. Y si están mezclados, seguro sabrán mejor.

Y si empiezo a comer sin contar lo que como, pues simplemente me dejo ir como gorda en tobogán. No paro. Puede ser que comience el día muy bien, con mis huevitos con verdura, fruta picada y mi tecito. Un desayuno de cuatro puntos.
¡Claro que así desayuno diario!. En mi mente.
 

Pero en cuestiones de comida, tengo amnesia selectiva. Puedo recordar perfectamente que me comí una bolsa de zanahorias baby, pero mi mente olvidará las barritas con las que acompañé el café.  Serán cuatro puntos los que esté olvidando anotar.

Para la hora de la comida, pude que se me antoje de último momento tomar agua de limón con chía junto con mi sopa de verduras y mis acelgas gratinadas y que por ser una decisión precipitada, olvide anotar el agua. Ahí van otros dos puntos extra, pero seguramente yo solo recordaré que las verduras valen cero puntos y que el queso Oaxaca, cada rebanada, vale dos puntos. Así que creeré que hice una comida de seis puntos.
 Vegetariana hasta que se me atraviesa la hamburguesa.
 

Y qué tal que Godínez cumple años y hay pastel y gelatina. Y pues como yo estoy a dieta, pues elijo la gelatina, que es de leche. Pero como ya es tarde y ya me voy de la oficina, pues se me olvidó apuntarla. Otros ocho puntitos por lo menos. Ya van 14 puntos extras que no he apuntado.

Y pues uno no debe irse a la cama sin cenar. Y recordaré que comí huevos y muchas verduras a lo largo del día, así que creeré que comer una rebanada de pizza del Costco no está tan mal. Esa sabrosura vale por lo menos 18 puntos, tomando en cuenta la información nutrimental de aquí y aquí.
Piiiiiiizza. Never let me go.
 

Pero gran error. Sumando todo lo que me comí, son 42 puntos de los cuales mi mente solo quiere registrar 28. Y si para el fin de semana sigo creyendo que aún me quedan puntos de mi asignación semanal extra, pues sabemos perfecto que pasará cuando me suba a la báscula en mi siguiente reunión.

Con suerte, no habré subido mucho, pero me atormentaré pensando que hay algo mal en mí cuando lo único que sucede, es que no llevo un registro puntual de lo que como.

El autoengaño es fácil. La autocomplacencia también. Confiar en nuestra buena memoria está bien, pero si quieres observarte, no subestimes el poder de registrar lo que comes.